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Me sorprende la edificación que se anuncia para Ceares, donde la Cerámica Gijonesa: seis bloques de catorce plantas y uno de once en una parcela de setenta y seis mil metros cuadrados, una edificación total de unos cuarenta y cuatro mil metros cuadrados, es decir, ... una edificabilidad muy moderada que, por sí misma, no debería asustar a nadie. Lo que no deja de extrañarme es la tipología edificatoria que se propone, no la cantidad de edificación.
Tradicionalmente, como ustedes mismos habrán observado sin necesidad de yo se lo descubra, las estructuras urbanas más frecuentes son la de manzana cerrada y la de bloque abierto. La primera, que va del laberinto medieval a la retícula contemporánea, es decir, de Cimavilla a La Arena, conforma los centros y los ensanches de las ciudades y la pereza planificadora suele recurrir a la segunda en los nuevos barrios, es decir, en el crecimiento de la ciudad, Pumarín o Viesques. Ambas estructuras tienen ventajas e inconvenientes, pero es la primera la que hace a cada ciudad ser como es. En la segunda todas las ciudades se parecen y no nos suele interesar nada cuando vamos a cualquier ciudad como visitantes. En la manzana cerrada el espacio público delimita y conforma el espacio privado. En el bloque abierto el espacio público suele ser el residuo no edificado.
Una modalidad peculiar del bloque abierto es la torre. La torre tiene vocación de singularidad a modo de hito urbano. Y un barrio residencial conformado solo por torres suele resultar anodino, por no decir inhóspito, ya que incrementa la incapacidad del bloque abierto para 'hacer ciudad' y valga la simplificación.
El caso es que lo que se anuncia para Ceares tiene la configuración del bloque abierto y la altura de la torre; es decir, me temo que, como estructura urbana, presenta los defectos de las dos modalidades sin que, a mi juicio, la mayor liberación de suelo los compense. Una cierta intencionalidad en la agrupación duplicada de cada tres torres no parece suficiente para conformar espacios exteriores de una entidad formal reconocible. Seguro que feo, lo que se dice feo, no va a quedar porque su proyectista, Patxi Mangado, no sabe hacerlo feo. Pero creo que la ocasión hubiera merecido otra estructura edificatoria, más urbana, más de calle y plaza y con una altura general bastante menor. Y sin renunciar ni a extensas zonas verdes ni a una o varias torres. Aunque esto que escribo es pura impertinencia si ni vecinos ni ayuntamiento tuvieran nada serio que decir.
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