Parece ser que en los territorios autonómicos de más arraigado nacionalismo, es decir en el País Vasco y Cataluña, se está produciendo un fenómeno político aparentemente contradictorio. Dicen los datos disponibles que el independentismo, como sentimiento, disminuye socialmente en ambos territorios, pero sin embargo los ... partidos independentistas dominan en las elecciones autonómicas y gobiernan en ambos. Hay finos analistas de la realidad política que se extrañan ante lo que detectan como paradójico.
Publicidad
Te supongo al corriente de la explicación del fenómeno: las buenas gentes de los citados territorios, incluidos, por supuesto, los no independentistas, incluso los no nacionalistas, que también los hay en esas tierras, han comprendido cómo se viene haciendo la política en España y cuáles son los mecanismos de mayor eficacia en el logro de las respectivas aspiraciones. Y, así, a partir de la experiencia, las buenas gentes votan independentismo porque saben que los independentistas, que presumen de no sufrir la más mínima identificación contaminadora con el resto del Estado, son quienes mejor extorsionan y chantajean a éste y a sus gobernantes. La desafección despectiva catalana o el exclusivismo ensimismado vasco son disposiciones anímicas, más que actitudes premeditadas, proclives a todo tipo de prácticas insolidarias.
Lo peor es que el ejemplo se impone como fórmula de eficacia política y se extiende al resto de las regiones, de tal manera que el sistema político basado en las autonomías regionales, que iba a ser una sana y necesaria descentralización aproximadora entre las decisiones políticas y las comunidades afectadas por las mismas, puede ir degenerando en un proceso de suma cero de mutua insolidaridad creciente. Simultáneamente, factores como la transferencia educativa contribuyen, quizá poco conscientemente, al vaciamiento de la identidad derivada del estado común, es decir, de la identidad española, si es que tal cosa sigue existiendo, así como al borrado emocional de los símbolos comunes. Lo cual tiene la importancia que cada uno quiera atribuirle, pero que algo puede influir en la disposición con la que unos y otros deben aceptar contribuir a pagar la sanidad, la escuela y las pensiones de gentes cada vez más distantes y competidoras. Frente a esta mutua desafección creciente, de etiología administrativa, trato de identificar posibles factores cohesionantes: se me ocurren el turismo interior, las selecciones nacionales de fútbol y poco más.
3 meses por solo 1€/mes
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.