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Cómo estará la cosa para que una repetición electoral parezca la más profiláctica de las opciones presentes en nuestro horizonte. No para todos, claro está. Ni siquiera sé si para la mayoría, habida cuenta de que las elecciones del 23J, por bloques, la ganó el ... bloque sociata suma separata, 'somos más los que votamos progreso'. Es el turno del bloque ganador y, dentro del mismo, las partes negociadoras retoman el paripé a que acostumbran: los separatas juegan al sioux irreductibbla, inflexibbla e implacabbla, seremos exigentes, que es mucha la afrenta ancestral y mucha la deuda histórica y estamos muy enfadados, si vestimos de colores tristes no es solo por esa elegancia mediterránea que nos distingue. (Siglos XVIII y XIX, el charnego subvencionando, desde su miseria, el textil catalán, ¿será esa la deuda histórica?). En el otro lado de la mesa, el Psánchez, una versión utilitarista, amnésica y amoral de aquél PSOE, también en su papel, allá vosotros si tensáis la cuerda en exceso, nada fuera de la Constitución, España ni se rompe ni se romperá. Qué firmes todos ellos, unos y otros, qué convicción en los propios valores, qué solidez en los principios.
Entonces, ¿qué?, tanta firmeza por ambas partes ¿nos llevará a nuevas elecciones? Para mí solo hay un factor de posible incertidumbre: que se pida el placet, democráticamente, a las bases de alguno de los partidos separatas o grupos filiales y éstos, llevados de su natural entusiasmo, la líen, prefiriendo, por ejemplo, tener en Puigdemont un mártir antes que un héroe. En ausencia de este tipo de imprudencias, pocas dudas cabe tener: ya hay acuerdo y no habrá elecciones y visca'l Barça. A la amnistía sólo le faltará el celofán nominal que enturbie el concepto y posibilite su disfraz jurídico. Las exigencias linguístico-identitarias están todas cumplidas, hasta el ridículo, ante la Unión Europea y el Congreso español y del postureo mutuo en torno al referéndum se saldrá con alguna declaración retórica acerca de la negociación inminente de las condiciones que posibiliten un posible posibilismo consultivo y, eso sí, más dinero, más dinero, más dinero del charnego, que hace tiempo que no llega el tres per cent, osti tú.
Desenlace feliz que no se deriva ni de la capacidad negociadora de unos y otros, ni de su actitud conciliadora, ni del mandato de sus votantes, ni de lo que puedan necesitar Cataluña o el resto del Estado. La clave es lo poco que a todos ellos les ilusionan unas nuevas elecciones. A un Puigde sin amnistía, el primero.
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