Cuando ya estábamos cabalmente acostumbrados, a efectos de obediencia debida, a estar atentos a Estrasburgo y a Bruselas, hete aquí que resulta, ahora, que donde debemos mirar, y escuchar con el debido respeto es a Waterloo, sede de donde mana toda posible política de progreso ... en la medida en que allí radica el plácet para toda acción de este Gobierno progresista. Y en virtud de las últimas extorsiones, que quienes las sufren llaman acuerdos, el progresismo de Jordi Pujol y Marta Ferrusola va a poner orden 'en toda esa gente' que invade Cataluña sin la debida formación del espíritu nacional (FEN, se llamaba cuando era asignatura, como los de mi quinta habrán olvidado).

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Lo de Puigdemont es normal y tiene más de siquiátrico que de político: no se pasa de mártir perseguido a rey de la casa en lo que dura un recuento electoral sin alteración de la conducta. Y tal catarsis gloriosísima no se produce en el vacío, sino sobre un entramado síquico-político muy arraigado, resumido en dos premisas: una, l'Estat Catalá sobre todas las cosas y dos, Catalunya es tota nostra y res de la charnegada. Así que a por todas, marchando una de inmigrantes y otra de castigo a las empresas díscolas y desafectas que creyeron poder actuar según la legalidad vigente, habrase visto tamaña desfachatez.

Estas tamborradas deben de ser música celestial en los oídos de ese genio de la nueva política que nos gobierna: descartados los pactos lógicos, es decir hacia el centro, cuanto más alucinado sea el interlocutor a manipular y cuanto más delirantes sus exigencias, más fácil y productivo será decir que sí y hacer que no. Veamos: estimabbla Carles, a tus órdenes, eres luz de oriente que ilumina, lo que tú quieras, sí a todo, pero entiende la complejidad de tus justas demandas, la letra pequeña para después, de momento sellemos un solemne compromiso de pacto y tú mañana vota sí, ¿vale? Y Merlín vuelve, una vez más, a sus reales con dos de sus tres objetivos parlamentarios cumplidos. De momento, prueba superada y luego, en lo tocante a cumplir y pagar la letra pequeña de las extorsiones aceptadas, ya vendrán Europa, los jueces, la Constitución, que hasta puede contener articulado no reversible y, en el peor de los casos, si Junts pretendiera aplicar el colorín colorado, entonces Carles, car amic, ¿ya has olvidado la alternativa?, ¿o ya no te interesa esa amnistía que de momento -y no dirás que es culpa mía- está sin rematar? (Carcajadas del genio. Escalofriantes, ¿las recuerdan?).

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