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Del Centro de Investigaciones Sociológicas, CIS, que nos suministra datos acerca de la opinión pública, particularmente en torno a preferencias electorales, ya solo falta por quejarse el PSOE. Al mando del sociólogo José Félix Tezanos, tan veterano profesional como acreditado militante socialista, el organismo público ... ha pasado de ser considerado parte de la información oficial a parte de la propaganda oficial. Ya hasta Podemos, que forma en el Gobierno, se une a las quejas y a las acusaciones de manipulación en las previsiones del CIS.
Y lo que yo vengo preguntándome, a la vista de tal presunta manipulación, que los resultados electorales parecen haber confirmado en la mayoría de las últimas convocatorias, es para qué sirve inflar las expectativas electorales propias. Porque, vamos a ver, un apostante deportivo conservador puede apuntarse a la presunta mayoría priorizando así la probabilidad del premio sobre su cuantía. Pero ¿qué recompensa se obtiene apuntándose a la mayoría vencedora en unas elecciones políticas? ¿La satisfacción de haber acertado? No creo, porque en política el objetivo del voto es acercar a los míos al poder, no acertar en el diagnóstico. Y ¿no podría, incluso, ese 'inflado' artificial provocar una cierta desmovilización de la parroquia propia con resultados contraproducentes para la aviesa estrategia?.
Total, que sondeando y preguntando aquí y allá, escuché una explicación muy a considerar de este fenómeno social consistente en apuntarse en política al presunto caballo ganador, sin más premio que estar con la mayoría. Según tal explicación, resulta que a una parte notable del personal parece que le tranquiliza estar con los más, no para sentirse acertante o ganador, sino para contribuir a lograr para el país el acierto y la mejor opción política, porque la verdad y el acierto, sienten estas almas sencillas, radican allá donde está la mayoría. Es decir, ser más en una opinión es garantía de acierto. Para estas buenas gentes la democracia no es un mero modo de arbitrar desacuerdos civilizadamente, sino el sistema más fiable para alcanzar la verdad y el acierto políticos. Me pregunto si esta identificación entre acierto y mayoría es extensible a otros campos o solo se aplica a la política. Ya sé que estos 'mayorófilos' políticos ni se enteran del escaso grado de verdad y acierto que la mayoría suele alcanzar en materia de hábitos de vida, creencias y costumbres, opciones de ocio y de cultura etc., pero me pregunto si confiarían su salud a la sabiduría mayoritaria.
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