Intereses

De un tiempo acá los políticos españoles se dedican prioritariamente a la atención de los problemas de los políticos españoles. De ocurrir en cualquier otro sector, la consiguiente desafección de la clientela hubiera dado en la práctica extinción del mismo

Cosme Cuenca

Gijón

Viernes, 26 de abril 2024, 02:00

A Sánchez le vienen saliendo bien los golpes de efecto, un poco a lo guapo de culebrón. Se muestra abatido y agraviado por lo que entiende sucia marrullería política, algo de lo que él parece sentirse incontaminado y que jamás hubiera contribuido a fomentar ni ... a difundir. Pero estas cosas no suceden en el vacío, ocurren en un ambiente político ya muy viciado, que refleja los intereses y las inquietudes de quienes lo pueblan y acaban conformándolo a su imagen y semejanza.

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Pues bien, ahora que estamos en pleno maratón electoral, podemos echar una mirada superficial a los intereses que viene mostrando nuestra clase política. Cuando un político está en campaña electoral pocas energías le quedan para atender cualquier estímulo ajeno a aquella. Vale, nadie reprocharía esta dedicación exclusiva, en atención a su temporalidad coyuntural, si no fuera porque hemos dado en vivir en ambiente de permanente campaña electoral, con lo que esto supone de desplazamiento de las energías desde los intereses de los ciudadanos hacia los propios intereses de los políticos.

Si fuera poca distracción el aludido maratón electoral, a efectos de desviación de las energías laborales, baste recordar qué otros estímulos vienen ocupando últimamente la atención y los desvelos de nuestros políticos en el tiempo que el arrebato electoral les deja libres. Pues estaban, y están, engolfados en la planificación y desarrollo de eso tan útil y necesario para la atención a los problemas reales del país que son las comisiones de investigación parlamentarias, en las que los diputados y senadores malversan el tiempo de dedicación pagado por los ciudadanos para ejercer de jueces espurios. Jueces adulterados, en la medida en que esas comisiones ni investigan ni tienen compromiso alguno con más verdad que la confirmación de sus respectivos discursos, en provecho, dudoso, de sus respectivos intereses. De un tiempo acá los políticos españoles se dedican prioritariamente a la atención de los problemas de los políticos españoles. De ocurrir en cualquier otro sector, la consiguiente desafección de la clientela hubiera dado en la práctica extinción del mismo.

En política, se nos pide a los ciudadanos que sigamos asistiendo al palo y se valoran los porcentajes de concurrencia a las urnas como prueba y medida de responsabilidad social. Y ya lo creo que lo es, y muy meritoria, dado el ejemplo que, en esa materia de responsabilidad social, recibimos de los profesionales del ramo.

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