Borrar

Desaprender

Lo verdaderamente dañino, socialmente, no es la ignorancia, sino el mal saber. Los clérigos y legisladores aludidos no ignoran, más bien saben mal

Cosme Cuenca

Gijón

Viernes, 12 de abril 2024, 02:00

Parece ser que en Ghana, país africano que pasa por ser una de las pocas democracias del continente, existe un movimiento social que aboga por la recuperación de la ablación del clítoris. Lo apoyan clérigos musulmanes partidarios de la «conservación de las tradiciones». Sin ir ... tan lejos, aquí mismo algún que otro violador convicto declara, de buenas a primeras, sentirse mujer y, ante las posibilidades que le ofrece la vigente ley Trans, que prescribe que el individuo sea tratado según el 'género' proclamado, reclama ser internado en una cárcel de mujeres. Dos situaciones diferentes, de culturas actuales distintas, que tienen en común componentes aberrantes, intrínsecamente siniestros en Ghana, más bien grotescos en España. Y si los comento juntos es porque comparten, en su común dislate, un aspecto notable: el disparate, en ambos casos, no deriva de la ignorancia, todo lo contrario. Lo provocan gentes ilustradas y, en el caso europeo, calificadas de progresistas. En esencia son asuntos muy diferentes. Pero ni los clérigos musulmanes ni los legisladores occidentales de la ley Trans entran en la categoría de lo que solemos entender por 'ignorantes'. Unos y otros son gente cultivada, o, cuanto menos, saben de lo suyo hasta el grado de especialización en lo que tratan. Esos saberes no les bastan, a unos para dejar de apoyar la más salvaje tortura sobre un ser humano, ni a otros para dejar de legislar al absurdo, priorizando sus entusiasmos ideológicos sobre la biología, que, no olvidemos, tiene más de ciencia objetiva que de metafísica opinable.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

elcomercio Desaprender