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Gaspar Meana
El corazón africano de Roma

El corazón africano de Roma

El Imperio tenía dos corazones: la misma Urbe y las provincias africanas.El primero albergaba el poder, el segundo se ocupaba de alimentarlo

Domingo, 10 de abril 2022, 22:44

Quien haya visitado el norte de África, puede recordar ruinas romanas tan espléndidas como la ciudad de Volubilis o el anfiteatro de El Djem, solo un poco más pequeño que el Coliseo, en Argelia ('salvum lotum', buen baño, gritaba la multitud a los mártires empapados ... en sangre por las mordeduras de las fieras en el circo). Quien sepa un poco del Imperio, está al tanto de que tenía dos corazones: la misma Urbe, y las provincias africanas. El primer corazón albergaba el poder, el segundo, se ocupaba de alimentarlo. Cuando Escipión destruye finalmente Cartago en el 140 a. C., Roma se hace con el control del Mediterráneo y de las antiguas provincias púnicas. Esa esfera de poder abarcaba territorios y espíritus, lenguas, religiones, pero, sobre todo, cereales. Un ejército avanza sobre su estómago, afirmaba Napoleón, y los romanos saben que el trigo que tan bien se daba en Numidia, Mauritania o Egipto era la base para mantener a la Urbe tranquila y a las legiones 'testudine et facie', listas y en formación de batalla. Una vez aterrizados allí, lo primero era facilitar las comunicaciones; como siempre, se construyen carreteras militares como la que une Cartago con Tánger, de unos 2.300 kilómetros. A partir de ahí y hasta el siglo III, bajo la dinastía del emperador Severo (de orígenes africanos), en que las provincias alcanzan su máximo esplendor, hay una historia apasionante.

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