De la conjetura al voto

En Asturias la atención parece estar acaparada por los movimientos previos a las elecciones autonómicas y locales del mes de mayo, creando un interés en la opinión pública que creo que es bueno. El desencanto y el consiguiente pasotismo, abstención incluida, es, en buena medida, culpable de soportar malos gestores

Sábado, 1 de octubre 2022, 22:02

Hoy, dos de octubre, me hubiera gustado dedicar estas líneas a dos conmemoraciones europeístas muy importantes para nuestro país. En este mismo día de 1986, el Congreso de los Diputados ratificó el Acta Única Europea, sellando así la plena incorporación de España al viejo Mercado ... Común. Un deseo anhelado y manifestado, no sé si ingenua o estratégicamente, en la última década de la Dictadura y, con cimientos más sólidos, en los primeros gobiernos democráticos. Como ciudadano y antiguo estudiante en una Europa en la que España no tenía cabida, sé de las barreras que se cayeron cuando, por fin, pasamos a engrosar, con Portugal, esta organización continental. La misma que, también, un dos de octubre, pero de 1997, vio firmarse el Tratado de Ámsterdam, que buscaba alcanzar un espacio común de libertad, seguridad y justicia; aunque quizá este último propósito aún presente notables lagunas. Pero se avanzó en políticas de empleo, libre circulación, política exterior y seguridad, así como en la reforma institucional para afrontar el ingreso de nuevos candidatos; temas que no había afrontado el texto consensuado en Maastricht, en 1992.

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Siendo lo anterior tan importante y sintiéndome obligado a recordarlo, por mi responsabilidad en el Consejo Asturiano del Movimiento Europeo, lo cierto es que en estos momentos, en Asturias, la atención parece estar acaparada por los movimientos previos a las elecciones autonómicas y locales del próximo mes de mayo, creando un interés en la opinión pública que creo que es bueno. El desencanto -hasta llegar a la defección política- y el consiguiente pasotismo, abstención incluida, es, en buena medida, culpable de soportar malos gestores.

Soy, sin hipocresía alguna, de las personas que aun no siendo dado a cambiar de opción política, deseo que haya un nivel ético y de competencia muy alto entre los líderes de las distintas fuerzas políticas, lo que, por desgracia, muchas veces es un sueño. De ahí que, lógicamente, observe con la mayor atención el relevo en la cabeza de cartel regional del Partido Popular. Aquí las conjeturas son, al momento de escribir este comentario, prácticamente infinitas. Los nombres por los que apostar desde la barrera pueden ser muy numerosos y, de abrirse la puerta a los independientes, podríamos imaginarnos hipótesis incontables con las que, además, posiblemente no acertaríamos, porque los arcanos de los partidos son cosa de unos pocos iniciados y más en una organización política muy jerarquizada y hasta personalista en el liderazgo. Insisto en que es bueno que los potenciales votantes y los divergentes dediquemos algo de tiempo a pensar en este reto político, porque no deja de ser una forma, quizá solo espiritual, de participar en el proceso. Aunque las redes sociales no tardarán en arder cuando aparezcan, con alguna fiabilidad, los datos de los posibles elegidos.

En el ámbito local, en no pocos de los setenta y ocho concejos también hay casillas en blanco, por más que la tónica general sea la repetición como candidatos de alcaldes o alcaldesas con mandato en este momento. Pero ya sabemos que habrá excepciones, y que en los partidos no gobernantes quedan muchas cosas por dilucidar, lo que hará que, de aquí a la primavera, los medios de comunicación y los simples censados tengamos mucho de lo que opinar.

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En el caso de Gijón y Oviedo, la atención va a estar en las elecciones primarias en las agrupaciones, con candidatos que nunca han encabezado una lista electoral. Dos en Gijón y tres en Oviedo. Personas muy conocidas en todos los casos y de las que, con independencia de los conejos que saquen de la chistera en el debate, podemos presumir la orientación y las prioridades que tendrían de lograr la alcaldía. Aquí la conjetura no es averiguar, en plan detectivesco, qué persona ocupará el lugar de la señora Mallada, sino calcular los apoyos con los que va a contar cada concurrente a esta selección interna.

Pero a salvo los que tenemos la responsabilidad -también hacia nuestros vecinos- de elegir en estas primarias, el resto de ovetenses y gijoneses permanecerá, con sus preferencias, en la expectación de un resultado. A partir de ahí, comenzará a cerrarse el puzle de los contendientes electorales y la decisión a tomar sobre el voto.

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En mayo, ¡quién sabe qué sorpresas pueden darse! Hay quienes piensan que, casi por inercia, en algunas circunscripciones está todo el pescado vendido. Pero yo no lo creo así y podría referir muchos precedentes. El factor sorpresa se da hasta en el fútbol, cuando el equipo dominante pierde en el último minuto por un gol de penalti o por un inocente córner. Por cierto, otro dos de octubre, hace noventa y ocho años, se anotó el primer gol olímpico registrado, en un Argentina-Uruguay. Que eso es rivalidad y no la artificiosa y exagerada tensión localista que tenemos aquí.

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