GASPAR MEANA

La compañía

Algo podía oler a podrido en los polvos blancos. La compañía niega las acusaciones argumentando que carecen de base científica. Y también niega que sus productos contengan asbesto. En algunos de los tumores de ovario se han hallado partículas de talco, pero argumenta que las muestras estaban contaminadas

Miércoles, 5 de octubre 2022, 21:20

Pensaba Conrad, el autor de 'El corazón de las tinieblas', que toda idealización empobrece la vida, disminuye su complejidad, la destruye. La idea de que las multinacionales farmacéuticas habitan un estado moral superior al de otras actividades humanas es un pensamiento frecuente entre el público ... y, desgraciadamente, no es cierto.

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Por ejemplo, una multinacional farmacéutica -a la que me referiré como la Compañía-, fabrica una gran cantidad de fármacos y utensilios necesarios para cuidar de nuestra salud y facilitar nuestra higiene. Algunos de ellos ayudan al personal sanitario a cuidarnos cuando más lo necesitamos. Algunos de sus productos, como los polvos de talco, se encuentran en la mayoría de las casas. Eso no quita que debemos dar por supuesto que la Compañía es una empresa orientada a tener beneficios.

La Compañía tiene su leyenda negra: ha financiado experimentos en presos. Un reportaje reciente en la revista 'The New Yorker' informa, por ejemplo, de que esta compañía pagó para que presos probasen la toxicidad en los ojos de sus productos de higiene personal. Otro pequeño puñado de dólares cobraron presos por dejarse provocar erosiones en la piel para investigar el poder reparador de cremas hidratantes. Más peligrosos parecen aquellos experimentos que consistieron en inyectar talco y asbesto a los presos.

El cáncer de ovario es un asesino silencioso para el que a veces no existe una estrategia terapéutica curativa. En Estados Unidos, veinte mil mujeres sufren cáncer de ovario cada año. Más de setenta mujeres murieron con cáncer de ovario en Asturias en el año 2017. En la actualidad, la Compañía ha vuelto a ser noticia por su reacción a las decenas de miles de denuncias de las mujeres en las que coincidían el uso de polvos de talco para su higiene femenina y el cáncer de ovario. Informaciones sobre este tema fueron publicadas por 'The New York Times' o canales de televisión como Bloomberg. La publicidad ocasionó un aumento de las denuncias y de la concienciación social: al parecer algo podía oler a podrido en los polvos blancos. La Compañía niega las acusaciones argumentando que carecen de base científica. Y también niega que sus productos contengan asbesto. En algunos de los tumores de ovario se han encontrado partículas de talco, pero la Compañía argumenta que las muestras estaban contaminadas.

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Varias multinacionales farmacéuticas como GlaxoSmithKline, Bayer, Pfizer, Bristol-Myers Squibb, AstraZeneca, Schering-Plough, Abbott Labs, TAP Pharmaceuticals, Wyeth y Merck han pagado millones de dólares a pacientes como compensación por problemas causados con sus productos. La Compañía ha recurrido a una argucia económica que consiste en crear otra compañía, para derivar los miles de millones de beneficios anuales, mientras la Compañía se declara en bancarrota y, así, evita pagar a las denunciantes. ¿Por qué no nos extraña que esta estrategia podría no ser considerada una estafa por los tribunales?

Según informa Casey Cep en 'The New Yorker' (19, septiembre, 2022), un ejecutivo de la Compañía habría mandado un correo electrónico interno en el año 2008 en el que cuestionaba el valor de utilizar talco en los productos. Reemplazar el talco, le parecía un 'easy fix and win' (una solución fácil y ventajosa). Otras empresas que trabajaban con polvos de talco eliminaron el talco de productos como guantes para hospitales, pinturas de colores y condones. Pero la Compañía, que ha comprado minas de talco, se ha resistido a retirar este material de sus productos. Y cuando en Estados Unidos los medios de comunicación y las denuncias crearon la necesaria presión social, la Compañía retiró allí el producto, pero mantuvo su venta en el extranjero, incluyendo países como Indonesia, Pakistán y España, donde los medios de comunicación no consiguieron denunciar con éxito los peligros potenciales del talco. En Inglaterra, recientemente, la prensa, incluyendo 'The Guardian', está consiguiendo la eliminación del mercado de productos que son potencialmente peligrosos.

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Más allá de todas las teorías quasi-paranoicas de Noam Chomsky sobre un mundo controlado por multinacionales, debemos aceptar que sin la colaboración de medios de comunicación será imposible contrarrestar los intereses egoístas de estas empresas. La prensa debe actuar como una conciencia colectiva y benefactora. cuya actuación complemente los avances científicos y prevenga el abuso de la industria.

El 12 de agosto del 2022, EL COMERCIO y otros medios informaban de que la Compañía dejará de vender sus polvos de talco en todo el mundo en el año 2023: «La empresa farmacéutica, tras las acusaciones que aseguran que el producto produce cáncer, anuncia una transición de toda la gama para bebés para que tengan una composición basada en maicena». No sé si alguna paciente con cáncer de ovario ha denunciado en Asturias a Johnson & Johnson, lo que sí sé es que la mujeres y las madres asturianas con bebés pueden seguir comprando hoy estos sospechosos polvos de talco.

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