Colas para perder dinero

Se forman colas para colocar el dinero a un tipo de interés real de casi el -3% y, encima, todavía habrá que pagar impuestos por perder poder adquisitivo. Pero, claro, todavía es peor tenerlo al 0% en el banco

Domingo, 12 de febrero 2023, 02:04

El proceso de desinflación acaba de comenzar». Esa fue la frase críptica de Jerome Powell, máximo mandatario de la FED (Reserva Federal Norteamericana). Desde los tiempos del mítico Alan Greenspan, estamos acostumbrados a 'leer entre líneas' los mensajes que quienes dirigen dicho organismo van dando ... y ahora la frase de Powell puede tener varias lecturas. La primera de ellas es que realmente el proceso inflacionario se está comenzando a controlar. Pero, hay una segunda lectura y es que dicho proceso está, aún, en fase embrionaria, lo cual equivaldría a una sutil advertencia a los mercados en el sentido de que los tipos de interés van a continuar subiendo durante un tiempo hasta que la inflación ya no constituya un peligro, dado el vigor del flexible y dinámico mercado laboral norteamericano.

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En Europa la cosa está más difícil, porque después de reaccionar tarde y mal, como suele ser habitual, Christine Lagarde desde su cargo al frente del BCE ha dejado claro que serán necesarias más subidas de tipos de interés. El problema es que en Europa el crecimiento económico no es vigoroso, como el que tienen al otro lado del Atlántico, y que incluso hay países como España con un mercado laboral artrítico, en los cuales la inflación subyacente ya supera a la inflación 'normal', lo cual indica que la inflación ya se ha enquistado y que se ha incorporado a todos los procesos productivos. Una vez que se llega a ese punto ya es más difícil sanar al paciente y los tratamientos tienen que ser más agresivos y más dolorosos.

Desde el año 2007, cuando se produjo el estallido de las 'hipotecas subprime' en Estados Unidos, los países occidentales y sus bancos centrales optaron por establecer políticas monetarias fuertemente expansivas, consistentes en compras masivas de deuda pública con el fin de evitar el desplome de dichos títulos, lo cual hubiera supuesto el desplome total de la bolsa, el hundimiento del mercado inmobiliario y la ruina para los países que están fuertemente endeudados. Pero todo en la vida tiene un coste, y esa política de 'tipos de interés cero', o sea una especie de metadona para la economía, permitió evitar el shock inicial, pero a la larga acabó generando un gran proceso inflacionario, siendo la guerra de Ucrania y las medidas de Putin solo la cerilla que encendió la hoguera. Pero los ingredientes para el incendio estaban ya bien apilados antes. El problema que surgió a partir de la llegada de la inflación es múltiple, ya que los productos occidentales son menos competitivos en los mercados internacionales y aquellos perceptores de ingresos o rentas más vulnerables (trabajadores, autónomos, etc.) han visto mermado su poder adquisitivo. Otro colectivo muy dañado ha sido el de los ahorradores, que ven cómo se erosiona su dinero y pierden en los dos últimos años el 13% debido a la inflación.

La imagen de esta semana con las colas ante el Banco de España para poder comprar Letras del Tesoro, con una rentabilidad inferior al 3%, cuando la inflación es casi del doble es algo para reflexionar. Es decir, se forman colas para colocar el dinero a un tipo de interés real de casi el -3% y, encima, todavía habrá que pagar impuestos por perder poder adquisitivo. Pero, claro, todavía peor, es tenerlo al 0% en el banco.

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Los economistas entendemos por 'Curva de tipos de interés' a la curva o gráfica que representa la relación existente, en un momento dado entre el rendimiento de un conjunto de bonos o títulos, con el mismo riesgo de insolvencia y el tiempo que falta hasta su vencimiento. No tendría sentido comparar títulos de distinto emisor, porque sería una comparación heterogénea dado que el riesgo es distinto. Dicho de otro modo, se compara el rendimiento de un título con vencimiento dentro de un año con otro de las mismas características y emisor pero vencimiento a dos, tres, cinco, diez o treinta. Dicha comparación da una forma determinada a esa curva de tipos de interés. Si la curva es creciente significa que se esperan subidas de tipos en el largo plazo, si es decreciente implica que el mercado está apostando por reducciones de tipos en el futuro. En principio, la curva debería ser creciente, porque a mayor plazo mayor incertidumbre y ese riesgo conlleva el pago de una prima que se traduciría en mayores tipos a largo plazo. Pero en este momento la curva de tipos de interés es plana en casi todo el mundo occidental, en el caso de España en torno al 3%, lo cual indicaría un pronóstico de que la inflación podría estar controlándose. Aunque estamos ante un mercado muy 'dopado', porque sigue habiendo apoyo en las compras de deuda pública, lo cual evita que el mercado refleje los tipos de interés normales.

Lo que sí parece evidente es que para los que tengan hipotecas a tipo variable les esperan malos tiempos, al menos a corto plazo, ya que el euríbor, casi seguro que continuará subiendo. Pero para eso algunos tienen recetas mágicas, como es transformar en fijas las hipotecas variables y que se fastidien los que fueron prudentes y optaron por las fijas, pagándolas más caras. Y que se fastidien, también, los que tienen ahorros en los bancos. Visto así, todo es fácil. Conciencia tranquila, cara de buena, ropa de Chanel y a soltar ocurrencias, incluso invadiendo competencias de otros ministerios. Pero, la vida no es así. Es justo al contrario, y cuando un Gobierno da algo a alguien se lo está quitando a otro o le está dejando la deuda a la generación que viene detrás. Es así de claro. Ya decía el mítico Groucho Marx, en una de sus frases lapidarias, que «desconfío de quien me da algo gratis, porque seguro que se lo quita a otro y habrá un día que también me lo quite a mi».

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Volviendo a las colas ante el Banco de España, mal asunto cuando se forman colas para perder dinero.

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