Si algo trajo el Plan Bolonia fue, sobre todo, el cambio de que el alumno adquiriese conocimientos por 'hacer trabajos', colectivos en muchos casos, que acaban en un copia y pega. Los resultados están a la vista, con un deterioro tremendo del sistema educativo. Pero, ... esa tendencia no existe solo en el sistema educativo, ya que el BCE, presidido por Christine Lagarde, parece dedicarse a lo mismo ya que sus políticas empiezan a parecerse a un 'copia y pega' tardío de las que lleva a cabo la FED norteamericana presidida por Jerome Powell.

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Desde que la inflación se disparó de forma rápida, el BCE se afanó en afirmar una y otra vez que no había motivo de preocupación, que era un problema meramente coyuntural y que las aguas volverían a su cauce. En cambio la FED, guiada por multitud de indicadores económicos, percibió ya hace tiempo que la inflación iba a enquistarse, ya que se está trasladando mediante una espiral de costes de unos productos a otros. De hecho, los futuros de tipos de interés al otro lado del Atlántico ya indican que se esperan, al menos, seis subidas de tipos por parte de la FED. Desde la marcha del italiano Mario Draghi, el BCE sigue una senda de mediocridad, con lentitud de respuesta ante un problema que ha surgido de un modo rápido. Pero la realidad es muy tozuda y los hechos innegables, con una inflación galopante en toda Europa, han obligado al BCE a modificar su discurso y ahora Lagarde ya dice que «se tomarán las medidas que haga falta si la inflación no se domina pronto». O sea, lo mismo que han hecho en Estados Unidos, pero tarde. Como siempre.

Donde no están a la expectativa es en China, ya que el año pasado su PIB creció más de un 8% y las ventas de coches eléctricos, esas que Europa se afana en defender a capa y espada en plena explosión del precio de la luz, están acaparadas por los fabricantes asiáticos. Lo de Europa es una antología del disparate, propia de una decadencia que se acelera por momentos. Tenemos a alguno de los principales fabricantes de coches tradicionales y nos empeñamos en hundir a ese sector para potenciar el de los coches eléctricos, para los cuales no tenemos ni componentes, ya que dependemos del mercado asiático hasta para comprar un simple cable.

Mientras tanto España sigue a lo suyo, batiendo un récord de deuda pública tras otro, en una carrera acelerada hacia el abismo. Por su parte, el ministro Señor Escrivá anuncia su enésima idea o más bien ocurrencia respecto a cómo serán las cotizaciones de los autónomos dentro de un año, afirmando que casi todos pagarán menos que ahora, pero que la recaudación va a aumentar más de un 20%. Creo que hasta el intelecto más reducido comprende que ese argumento no tiene ni pies ni cabeza. Y el mismo día que los autónomos y pymes se levantan leyendo otras de sus 'geniales' ideas, se recibe la noticia de que el número de cotizantes ha disminuido en España en el mes de Enero en casi 200.000. Esa es la peor noticia que se puede recibir, ya que el sistema español de pensiones funciona de tal manera que las pensiones que se cobran hoy se pagan con lo que se recauda de los cotizantes actuales. La pregunta es, ¿dónde está el dinero que cada uno de nosotros hemos pagado a lo largo de toda nuestra vida laboral?

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En Economía y en la vida hay que establecer prioridades y hay que elegir. Dice el brillante economista estadounidense Edward Prescott, Premio Nobel de Economía del año 2004, que «lo que diferencia a los países no son los problemas que tienen sino las prioridades que establecen para resolverlos». Toda la vida es una elección continua, por acción o por omisión, pero siempre estamos eligiendo a cada instante de nuestra existencia. España tiene unas prioridades, atendiendo y alimentando a una burocracia descomunal e insaciable y centrándose en problemas imaginarios y absurdos, que conducirán al país a un desastre. Dice un proverbio chino que 'cuando gastas el dinero en lo superfluo, pronto te faltará para lo necesario'. Pero, la fiesta continúa.

Repasar un poco la historia viene bien para comprender el presente. Cuando 'el desastre del 98', es decir, cuando perdimos Cuba y Filipinas en 1898, el incompetente Gobierno español de aquel momento se reunió en un Consejo de Ministros y exhortó a sus indefensos soldados que estaban en la isla caribeña para que defendiesen con su sangre la bandera española, sabedores de que no tenían ni la más mínima opción de sobrevivir al ataque yanqui y que perderían su vida en un acto heroico, pero inútil. Acto seguido, los componentes de aquel Gobierno se fueron a ver una corrida de toros. En aquellos años no había Eurovisión para discutir de un asunto tan transcendental en el Congreso. Sin comentarios.

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