Lo peor no es la manipulación informativa, lo peor ha sido que hemos perdido la poca credibilidad que aún podíamos tener en algún informativo de la televisión. Como ya habrán supuesto, me estoy refiriendo a las últimas entregas, por ahora, del culebrón de las grabaciones ... de Villarejo en las que se escucha a un periodista televisivo reconocer que ha decidido difundir una información a pesar de que huele a «burdo» montaje. No se confíen, saldrán más. Cloacas mediáticas. ¿Esto se puede considerar 'más periodismo'? Y hay más interfectos, un experiodista deportivo reconvertido en tertuliano político, que habla a gritos e interrumpe a otros contertulios, que fue el primero en difundir la 'fake news', en su mejor línea (des)informativa.
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Dice Máximo Pradera: «Para entender esto hay que tener en cuenta que la televisión no es un medio de comunicación, es un medio de ventas. Vende su audiencia a sus únicos clientes, los anunciantes. Los contenidos son el envoltorio en que van envueltos los anuncios». No puede ser más certero y si se pone en relación con las invenciones de Villarejo, todo cobra sentido. Como indica Pradera, los implicados, son buenos profesionales, pero del espectáculo, no del periodismo. ¿Y qué nos queda? Telecinco. Esos no engañan, construyen una realidad paralela a su medida.
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