Simios en el poder

Hoy reparamos en un caso que ha dado un patadón en pleno rostro de nuestra inservible Marca España. Demostrado está -para los que dudan- que las mujeres en el deporte español son de lo mejor que tenemos para nuestro prestigio. Nuestras futbolistas ganan un mundial (los futbolistas, sobreestimados reyes nacionales, tardaron 70 años en ganar uno) y el presidente de la Federación se cisca en la olla y destroza una celebración que nos debía de haber colocado como noticia deportiva y de prestigio en el mundo entero. Deberíamos estar celebrándolo todos aún. Pero no, lo que transciende, también a nivel mundial, es el comportamiento público del primate que dirige el cotarro. Se ve que es cortijero en una España de cortijos. Aquí mando yo y me cojo las partes a dos manos.

Lo del 'pico', ¿se lo hubiera hecho a Piqué en el 2010? Lo de colgarse una jugadora del hombro, al estilo montes de Ruanda, creo que tampoco. Y para mí lo más simiesco, insultante y punible -no soy monárquico-, es que en presencia de la reina y la infanta, una niña aún, representantes de la jefatura del Estado, empezara a brincar y llevarse las manos a sus sobadas partes ¿Por qué tenemos en España que aguantar mandamases como éste? Sospecho que porque hay mucha, demasiada, gente como ellos.

Lo de la intervención en la asamblea de la vergüenza total, lo dejaremos para estudiosos de antropología y de psicología social. Menos unos (muy) pocos, todos aplaudieron al chulo de la manada, para retractarse cuando las cosas empeoraron. Es la España -permítanme el palabro- de los Hayuntamientos. El mal ya está y nuestras deportistas, desubicadas.

El Gobierno y organismos oficiales ya actúan. Creo que sobran las Irenes Monteros y compañía, haciendo partidismo con unas deportistas que son de todos.