La ceremonia del relevo

El acto de entrega de los Premios Princesa estuvo marcado por el nuevo papel de doña Leonor y la alerta del Rey sobre la polarización

Domingo, 27 de octubre 2024, 02:00

La ceremonia de entrega de los Premios Princesa de Asturias estuvo precedida por las actividades de doña Leonor, en la víspera, al ser nombrada Alcaldesa Honorífica de Oviedo y recibir en el edificio histórico de la Universidad la Medalla de Oro de Asturias, máxima distinción ... de la región, de manos del presidente del Principado, Adrián Barbón. Las mismas distinciones que recibió su padre, Felipe VI, tras cumplir los 18 años. En su alocución, la Princesa de Asturias se mostró muy consciente del compromiso que conllevan ambas distinciones e hizo una rotunda demostración de asturianía al repasar sus vivencias por la región, en los frecuentes viajes que hizo desde niña. Por eso resultaron muy creíble sus palabras: «Llevo a Asturias en mi corazón y siempre será la patria querida que dice el himno».

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En la ceremonia de los galardones el protocolo quedó modificado con la mayoría de edad de doña Leonor, al ser ella quien entregó los diplomas y al dirigir las últimas palabras para cerrar el acto. De esta forma asume las responsabilidades inherentes a su condición de Princesa de Asturias. El Rey, tras entregar el testigo, inició su discurso confesando la emoción que sentía al ver a su hija glosando a los premiados. Tras evocar las más de cuatro décadas que estuvo presidiendo la ceremonia, inició una disertación basada en el humanismo. El elemento que sirvió de nexo en su intervención fue la idea o concepto de persona, presente en las biografías de los galardonados y sujeto referencial en cualquier ordenamiento democrático.

Felipe VI previno del peligro que supone en un mundo globalizado que la sociedad se deshumanice. Alertó sobre «los graves riesgos de la polarización», que lleva a rechazar a los «otros» porque piensan, rezan o votan distinto. La polarización es una tendencia que degrada las democracias europeas. La actividad política en Francia está bloqueada por la intransigencia de los partidos; en Italia hay un enfrentamiento institucional entre la primera ministra y los jueces; en Alemania vemos cómo el Gobierno tripartito está acosado por una sociedad polarizada por cuestiones sobre las que hace años hubiera habido consenso, como la política de la inmigración o la invasión de Ucrania. España no sólo no se libra de la polarización, sino que es el principal mal que aqueja a la vida pública, erosiona a las instituciones y cierra la vía a los pactos. Como bien dijo el monarca, la polarización parte del prejuicio de descalificar al interlocutor por sus convicciones o creencias, negando toda posibilidad de diálogo. En clave de deshumanización interpretó el Rey los conflictos armados en Oriente Próximo, Ucrania o África, con sus violaciones sistemáticas de los Derechos Humanos.

Antes que el Rey, tomó la palabra la Princesa de Asturias, para glosar las biografías de los premiados. Un cometido que siempre incluía el Rey en sus discursos, pero que a partir de esta edición corresponde a doña Leonor. Destacó lo «acogidos y queridos» que se sienten en Asturias, una tierra a la que está doblemente vinculada, por el título de Princesa de Asturias y por ser la tierra de la familia materna. Se mostró identificada con los valores de la Fundación y con las virtudes de los premiados. De la poeta Ana Blandiana destacó la valentía ante los totalitarismos; valoró a la cineasta e ilustradora Marjane Satrapi por su capacidad para exponer la represión que vivió en Irán. De la agencia Magnum resaltó la mirada audaz y veraz del fotoperiodismo. Puso a la Organización de Estados Iberoamericanos como ejemplo del poder transformador de la educación. Aplaudió el trabajo de los científicos, Svetlana Mojsov, Daniel Drucker, Jeffrey Friedman, Joel Habener y Jens Holst, del que se podrán beneficiar 1.500 millones de personas (diabetes, obesidad), así como la actitud ante la adversidad de Carolina Marín, y el rigor de Michael Ignatieff, en sus estudios sobre los principios de la democracia. Destacó el ejemplo de tolerancia del músico Joan Manuel Serrat, del que citó frases literales. Una ceremonia clásica, pero con cambio de roles.

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