Decidido el resultado de la batalla, empezó el ceremonial de las despedidas. Egea buscó la televisión del rival para ensayar el papel de un secretario general calmado, contemporizador, moralista, que no puede decir una mala palabra de Ayuso. Una hora de teatro en 'prime time'. ... Solo se le escapó una verdad: cuando le preguntaron cuántas probabilidades hay entre cero y diez de que haya otro candidato compitiendo con Feijóo en el congreso, contestó que «siete y media». Conclusión: Egea ya está en la oposición interna a Feijóo y baraja nombres de candidatos para ganar la batalla del congreso a los barones.
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Pablo Casado eligió la sesión de preguntas al presidente para dejar su epitafio parlamentario: «Entiendo la política como respeto a los adversarios y entrega a los compañeros». Una de las dos afirmaciones es más falsa que la otra. En la cita con los barones chocaron dos planes: dimisión inmediata (barones) o prolongar la provisionalidad (Casado). Cuánto cuesta aceptar la realidad.
Sin haberse marchado Casado ya comenzó el tiempo de Núñez Feijóo. Hay unanimidad sobre la valía del político gallego para liderar el partido en esta coyuntura. Todos consideran que es el político más capaz para restañar las heridas y unir al colectivo. Fuera de esa importante certeza, el resto son dudas. Se habla de una posible compatibilidad entre la presidencia en la Xunta y la presidencia del PP en Madrid. Una forma de pluriempleo. Se baraja formar un equipo provisional con dos portavoces, uno para la política en las instituciones y otro para el trabajo orgánico. Cuando Fernández Mañueco, forzado por la aritmética parlamentaria, integre a Vox en un gobierno de coalición tocará mirar para otro lado en Madrid. Rajoy fue el campeón en mirar para otro lado. Y luego está el ruido mediático cuando se viene de un territorio tranquilo, gobernado por diputaciones, donde los sucesos se abren tanto hueco en el papel que dejan la política reducida a una columna.
Feijóo no tendrá que luchar con los herederos de Casado porque no existen. En Asturias, tampoco. En la batalla del anterior congreso, su representante era Paloma Gázquez. Entonces, 'Cherines' estaba con Cospedal y Mallada con Sáenz de Santamaría. Cuando ganó Casado, todos salieron en la foto. La mejor relación con Casado la tiene Canteli. Como es un hombre a la antigua, no se esconde para reconocerlo ni en la hora del fracaso. Le irá igual de bien con Feijóo porque el Ayuntamiento de Oviedo es el buque insignia del PP en Asturias.
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