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Ilustración de Gaspar Meana
Cegado por la luz

Cegado por la luz

Una serie polaca sobre el tráfico de cocaína en la Varsovia de nuestros días nos anima a continuar comiéndoles el pastel a los anglosajones en el terreno audiovisual. Tengo para mí que este puede ser el siglo de Europa

Martes, 1 de diciembre 2020, 00:21

Hablemos de series. Suelo pasar temporadas en una u otra plataforma, y luego me abono a Filmin otro rato para ver sólo películas. Es una forma de mantenerme al día, pero también de evitar que mi cabeza sea formateada por los moldes de las series. ... Cada uno tiene su librillo. En los últimos años he disfrutado intensamente de varias, y por citar algunas: la canónica 'Mad Men' (2007), que no sé si viéndola otra vez me haría la misma gracia; la ya clásica 'Band of Brothers' (2001), que acabo de visionar por segunda vez y me reafirmo en su calidad y profundidad; 'The Terror' (2018), una estupenda producción en la que solo chirriaba el ridículo monstruo Tuunbaq, pues el desolador frío del Ártico ya era suficiente enemigo... Dentro de mi particular canon, el primer lugar lo ocupa la primera temporada de 'True Detective' (2014, qué brillantes Woody Harrelson y Matthew McConaughey), al punto que me obligó a cambiar toda la estructura de mi novela 'Soles Negros' (Alfaguara 2016). Huelga decir que disfruté mucho de 'Juego de tronos' (2011, si te agarras a la cola del dragón, ya sabes lo que hay), aunque en las últimas temporadas quedase un poco aguada por la corrección política. También las primeras entregas de 'House of Cards' (2013), 'Narcos' (2015) y 'Westworld' (2016) eran fantásticas, pero luego se transformaron en óperas bufas, especialmente la de Frank Underwood: había que tener paciencia de santo para aguantar el desvarío de los guionistas, y yo ya estoy mayor para esas cosas. Capítulo aparte fue 'Vikings' (2013): qué bien lo pasé, pero justo hasta que se murió Ragnar Lodbrok, después empezó a volverse atorrante (el rey Egbert también era muy grande). Otra serie que me fascinó fue 'Mindhunter' (2017, la segunda temporada es espectacular). Últimamente me gustó 'El visitante' (2020), que replantea muy bien aquella frase de Shakespeare: «Hay más cosas en el cielo y en la tierra, Horacio, de las que han sido soñadas en tu filosofía». Me sorprendió gratamente 'The Mandalorian' (2020), con su revisitación galáctica del wéstern, esencialmente porque ya no esperaba nada de la exhausta (y ñoñificada) mitología de la Guerra de las Galaxias, y me metí en vena la lisérgica fenomenología de 'DEVS' (2020), que me mantuvo pegado a la pantalla hasta su último capítulo, aunque al final prometiese más de lo que dio. Para terminar, no puedo dejar de mencionar la magnífica 'Roma' (2005), que dejaron de producir cuando estaba en su cumbre (genial James Purefoy haciendo de un Marco Antonio pasado de rosca); 'Fariña' (2018), aunque al final me cansase de los berridos de Javier Rey; 'Hernán' (2020), que a pesar de las limitaciones evidentes me sorprendió por su factura (ah, si tuviésemos los recursos de los gringos); y las dos series de Paolo Sorrentino, 'El joven Papa' (2016) y 'El nuevo Papa' (2020), que siempre tienen la garantía de un señor que posee una cosmovisión muy depurada y personal (a destacar el descarnado y brillante cardenal Voiello, el Kissinger del Vaticano, que asegura que «Roma sólo puede sobrevivir mediante la hipérbole»). Al socaire de esta introducción, a lo que iba: mi último descubrimiento, 'Cegado por la luz'.

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