Salía del banco para ir al cajero y tropecé con una señora que pedía. Tenía un cartel: 'Soy española, soy profesora de Economía y llevo dos años en paro porque cerró la universidad. Tengo 54 años, dos hijos y una hipoteca. Solo cobro el subsidio. ... Busco trabajo. Ayúdeme, por favor'. ¿Imposible? Nada lo es ya. Mañana se podrá estudiar telemáticamente en la facultad que te apetezca. Cerrarán universidades como cierran talleres y veremos con un cartel en la calle a los que ahora piden que suban la edad de jubilación y que bajen su importe (a los demás). ¡Qué guapo se ve todo desde la poltrona 'en propiedad'! Les vendría muy bien pasar una semana con un trailer en un arcén de una carretera inglesa. Para esos currantes no hubo visita de ministros/as. Dando cinco horas de clase a la semana y cobrando una talegada, ¿quién se va a jubilar? Pero el resto de los currantes, los que tienen el puesto 'en precariedad', a los sesenta años están hasta el gorro de aguantar a jefes ineptos y a gente petarda; hartos de jornadas ilegales y de sueldos inmorales. No hablemos de hombres (está mal visto), pero, ¿cuántas mujeres que trabajaron (y padecieron) toda su vida lo no escrito están hoy con una pensión de 500 euros? Esas, para el 'lobby' de las anti-hombre, no existen.
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En 1960, cuando España era infinitamente más pobre que ahora, los mendigos pedían a la puerta de las iglesias. Por el Campo Valdés, aquel rapacín que era yo, entre juegos y carreras, tenía un ojo para observar a la media docena de hombres de barba y mujeres avejentadas, delgados y con ropas raídas. Merodeaban por allí atesorando vida cuando el sol les regalaba calor. Hacia las tres de la tarde se juntaban en la ventana enrejada que a ras de la acera daba a la cocina del Hotel Asturias. Metían por la reja las escudillas y botes vacíos, y alguien desde dentro se los devolvía llenos de comida humeante con un trozo de pan. Cuando, si no hambre, sí había mucha necesidad.
Sesenta años después, Gijón está lleno de coches de lujo, de pisos de lujo, de chalets de lujo, de yates de lujo y de costumbres, hábitos y vicios que antes eran de potentados. ¿Cómo es posible que en esta ciudad y en esta región, gobernada desde tiempo inmemorial por la que dice ser y llamarse 'izquierda progresista e igualitaria' haya tal nivel de pobreza y desigualdad? Y lo que es peor, ¿cómo es posible que se acepte lo inaceptable con tanta indeferencia? De tantos millones como dicen que dedican a combatir la pobreza, ¿qué porcentaje llegará a su destino y cuánto se irá por el sumidero de salarios, edificios y agitprop? A los pobres de la puerta de la iglesia de 1960, se les sumaron ahora los pobres de la puerta del súper, los de la puerta de las loterías, los de la puerta del banco, los de las esquinas y calles principales, los que recorren las terrazas de los bares... Hay colas en las cocinas económicas, y se disputan los soportales para dormir entre cartones. ¡Y ese portal de Belén permanente que hay en la Sindical, antes, Casa del Pueblo! Gente cogiendo agua en garrafones en las fuentes públicas, porque queda progre okupar (lo de los demás) pero, luego, ya no importa si viven en un gochizal, sin luz, sin agua..., que lo de dentro no se ve. ¡Y sin trabajar! Inaceptable. ¿Es admisible que una señora con un niño de meses tenga que pedir limosna para leche entre los clientes de las terrazas? Vergonzoso. Sean blancos, negros o amarillos: están aquí y no pueden vivir así. Luego, ya se verán las circunstancias de cada cual. Hacen falta 'casas malva' para las víctimas del sistema.
PD.- Tuit para el señor Barbón: ¿Tiene derecho el pueblo a un referéndum sobre la ley de eutanasia o solo mandan las capillitas? ¿Cumple la consejería de lo Social de doña Melania (ex de IU) la norma 60/40 de paridad? Se ven pocos hombres. ¿Cuántos PCR llevan hechos los miembros del Gobierno y demás señorías desde el principio de la pandemia? ¿Sabe que en Francia se llevará un registro de vacunados, para su seguimiento médico, no de 'rebeldes', como aquí quieren hacer?
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