Carta a los Reyes Magos

Majestades: que nadie muera de amor. Que quiten de los mapas los puntos y las rayas. Que la pandemia no vuelva. Que la libertad no sea para ilusos. Libradnos de la desesperación y el hastío. Un The White Lotus en Llanes. Un elixir de la ... juventud para Joni Mitchell. Otro Sapiens. Aviones cómodos. Helados de Kombucha. Sol en verano y nieve en invierno. Que JK Rowling relea sus libros y adquiera tolerancia interseccional. Más Starbucks. Conseguir transformarnos en lo que deberíamos ser. Que el orbayu sea una gasa para las heridas del alma. Que nadie prohíba/imponga ningún idioma. Que desde la patera se pueda llegar a Moncloa y que no se muera cruzando el Canal de la Mancha. Que el mejor laxante no sea 'tenemos que hablar'. Que no hablemos de una persona pensando en otra (o besemos pensando en otra, o que no sea por error). Otro #1 de Rosalía. Que prohíban las sodas y sirvan humor de refresco. Que nadie predique la muerte fanática. Un 'Oscar' para Cate Blanchett por su papel en Tár. Que nuestra democracia deje de subsistir con las migajas de Adolfo Suárez. Que nadie cobre menos por tener sobrepeso. Que el espejo nos devuelva una mirada profunda y blanda. No más trapo para banderas. Que comprendamos que hay más mundo del que está en nuestras cabezas. Que escuche con mis ojos a los muertos. Que descubramos el infinito en un junco. Traedme La Amante de Wittgenstein. Que la física cuántica demuestre que el Tiempo no existe (pero nos deje los buenos recuerdos). Vidas brillantes. Que la tortilla se vuelva. Que el afecto sea el hilo que cosa la Historia. Que la vida consista en tener tiempo y libertad para pensar. Que no solo seamos, sino que seamos percibidos. La puntualidad de Kant. Que la vejez no signifique la suma de tres miedos: el de enfermar, el de quedarse solo, el de que ya no te quieran. Otro Paul Farmer, que se case con los países pobres. Que reediten de una vez La Biblioteca de Babel. Más laureles para Olvido García Valdés. Otro prólogo genial de María Neira. Un Descartes renovado: siento, luego existo. Que los milenials no se vuelvan conservadores. Un universo más grande de pronombres. Que la denuncia del cambio climático nos una a los nietos y un Princesa de Asturias para Greta Thunberg. Que Asturias no sea otra plenitud vacía. Un equipo europeo para Marcelino. Que la clase política no ignore Macbeth. Que nadie sea malo, como el monstruo de Frankenstein, por ser desgraciado. Que el luto se disuelva con magia. Tickets para Lorca sonoro de Pasión Vega. Biofuel para el Falcon. Quitad los derechos a quienes quitan los derechos a los débiles. Que no sea necesario beber para que los demás sean interesantes. Que la mareona se lleve el mal rollo. No salir indemnes de las relaciones que nos interesan. Que acabe sin bombas atómicas la guerra de Ucrania. Que los influencers consigan un trabajo real. Que desaparezca el odio social. Que Elon Musk no haga de Dios en Twitter o en el espacio. Que nadie espíe con el TikTok. Más psicólogos y menos cárceles. Que los niños recuperen lo perdido durante la pandemia. Que nunca nos desenamoremos de Asturias (que no sea un amor obligatorio). Que la cajera del súper termine su máster. Que alcemos una muralla juntando todas las manos. Que nadie fomente el odio interregional. Que los precios de los pisos no frenen a los jóvenes. Que nos orgullezca saber que Borges y Conrad y Voltaire han existido. Que Katharine Hepburn lleve su única falda al funeral de Barbar Walters. Que a veces prefiramos ser educados a tener razón. Un aviso de cuidado en internet sobre incels. Que cuando venga la muerte no tenga tus ojos, y que el gran problema metafísico deje de ser el suicidio. Que Messi no sea juguete roto. Que no nos sintamos orgullosos de más raza que la raza humana. Que sigamos gritando: ¡Me trajeron lo que les pedí!, o ¡Mírame mamá!