Se ha ido Aníbal Vázquez y con él se van algunos de los adjetivos imprescindibles a la hora de ejercer un cargo de responsabilidad política. Integridad, cabalidad o compromiso son palabras enormes que el Alcalde de Mieres, desde la humildad que siempre le caracterizó, hizo ... todavía más grandes.

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Recuerdo conocerlo en 2011. Conectamos desde el primer minuto y a lo largo de aquellos años compartimos momentos y afrontamos problemas que eran comunes para los dos concejos a los que teníamos el honor de representar. Siempre desde la absoluta lealtad y la voluntad por aunar esfuerzos, estar con Aníbal era estar con un animal político envuelto en el cuerpo de un mierense con un corazón inmenso y una sonrisa marca de la casa.

No hay ideología en afirmar que, si Mieres es hoy la ciudad que es, lo es en buena parte gracias al esfuerzo de quien hasta hoy fue su Alcalde. Para Aníbal, lo primero eran sus vecinos, pero cuando se trataba de defender los intereses de Asturias, siempre estaba. Tenía su ciudad en la cabeza constantemente y sólo dejaba de pensar en Mieres cuando tocaba hablar de fútbol. Entonces toda la atención se la llevaba el Sporting; su Sporting.

Hombre extraordinario por definición, pertenecía a una estirpe de políticos cuyo buen hacer sobrepasa las urnas y se extiende al cariño de aquellos que durante todos estos años vieron a su Alcalde como uno más; uno de los suyos. No hace tanto que a eso, con la dificultad y la pericia que ello entraña, se le conocía como hacer política.

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Descanse en paz Aníbal Vázquez. Sirva este texto para enviar el mayor de los abrazos a su familia y amigos.

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