Pocas veces un restaurante hace honor a su nombre como lo hace esta casa barcelonesa que en diciembre cumplirá sus primeros diez años y que no ha parado de crecer. Cuando abrió sus puertas ya supimos que estábamos ante uno de los grandes restaurantes de ... España. Y del mundo. Desde entonces no han hecho más que ratificarlo. Las tres estrellas, el liderazgo en las listas mundiales, son el merecido reconocimiento al esfuerzo conjunto de tres enormes profesionales, Oriol Castro, Eduard Xatruch y Mateu Casañas, que basan su éxito en el trabajo, en la permanente investigación para avanzar en su cocina. Pocos cocineros son capaces de crear temporada tras temporada, durante una década, técnicas y conceptos que sorprendan. Genuina creatividad siempre con un sentido, con una lógica en lo que se sirve en el plato. Y con una permanente revisión de las cocinas clásica y popular. Herederos del espíritu de El Bulli, al que Oriol, Eduard y Mateu contribuyeron de forma destacada durante años. En Disfrutar se busca siempre la excelencia, mejorar lo que ya parece imposible de mejorar. Pero con los pies en la tierra y desde la máxima humildad, una virtud que es poco habitual en el gremio.

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He tenido la suerte de comer allí al menos una vez cada año. Y temporada tras temporada se han sucedido importantes novedades que se plasman en platos muy sabrosos y con muchos guiños al comensal. Cada menú de Disfrutar es un recorrido de máximo nivel que alcanza momentos especialmente brillantes con elaboraciones como el panchino de caviar y crema agria, convertido ya en un clásico imprescindible. De mi última visita quedaron para el recuerdo la mousse de aceituna verde, la sopa de cebolla, los pulpitos tai con multiesférico de coco, la cabeza de merluza a la donostiarra o el plato de liebre albardada. Estos dos últimos, enlazando con la mejor cocina clásica. Y siempre con nuevas técnicas que aligeran las elaboraciones sin restarles sabor. Técnicas fruto del trabajo y de la investigación que, siguiendo el espíritu de El Bulli, no dudan en compartir con sus colegas. De hecho, las ponencias más brillantes en las últimas ediciones de Madrid Fusión han sido siempre las suyas, con intervenciones perfectamente preparadas y aportando cosas nuevas. Este año fueron el merengue sin clara de huevo, la gelatina aireada o los coulants de diferentes formas y sabores. Oriol, Eduard y Xatruch, tres grandes que han alcanzado, con todo merecimiento, la cima.

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