El Principado se ha decidido a presentar la Laboral como sede para la futura Agencia Española de Supervisión de la Inteligencia Artificial. Conseguirla no será sencillo. No serán pocos los competidores interesados en acoger este organismo. Aunque algo hemos logrado de momento y no es ... poco. Salir del inmovilismo del miedo. En no pocas ocasiones durante las últimas décadas, Asturias ha renunciado a competir porque nuestros políticos no se han atrevido a fracasar. Resulta curioso que luego algunos se pregunten de dónde proviene esa especie de pesimismo regional como si se tratase de un rasgo congénito astur.
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Es cierto que la candidatura afronta el riesgo de no resultar elegida. Sobre todo, si como temen algunos, la política de descentralización de instituciones promovida por el Gobierno de Pedro Sánchez acaba por convertirse en un sistema de pagos políticos. Si se valoran los méritos, Asturias no tiene que sonrojarse ante ninguno de sus competidores. El atrevimiento de plantear la Universidad Laboral tiene en sí mismo consecuencias positivas. En primer lugar, contribuye a reforzar la definición de un espacio con el que muchos parecen no saber qué hacer cuando su propio nombre y el entorno ofrecen todas las pistas. La candidatura también sirve para reivindicar el valor de la investigación universitaria que se desarrolla en el campus de Gijón, cuya capacidad de formación las empresas conocen a veces mucho mejor que las instituciones que deben respaldarlo. Y nos ayuda a recordar que también junto a la Laboral se está construyendo un distrito de la innovación que ha supuesto uno de los logros colectivos de la ciudad más importantes de las últimas décadas. Tanto, que su indudable éxito suscita una insólita unanimidad entre los partidos políticos. Por si fueran pocos los argumentos, cabe decir que Asturias se postuló mucho antes que cualquiera. Y lo hizo porque ya tiene empresas capaces de liderarlo. A principios de 2021, coincidiendo con el lanzamiento de los fondos Next Generation de la Unión Europea, el clúster que agrupa a un centenar de empresas tecnológicas asturianas planteó establecer en Asturias una agencia de Inteligencia Artificial. Lo hizo a través de una manifestación de interés enviada tanto al Principado como al ministerio.
A la candidatura de la Universidad Laboral solo le falta la conexión de alta velocidad ferroviaria para cumplir con todos los requisitos. Si el Gobierno central se cree sus propios anuncios, esta cuestión debería quedar subsanada, al menos en gran parte, el próximo año. Y pese a no faltar argumentos, cierto es que cabe la posibilidad de fracasar en este empeño, lo que lleva a algunos a protegerse de un posible revés poniéndole sordina a la candidatura. Los habituales tertulianos de la fustigación que luego acostumbran a situarse los primeros cuando llegan los triunfos. Por eso, a veces el fracaso merece la pena. Aunque solo sea por sacudirnos unos cuantos tópicos y complejos.
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