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Fue después de terminar la Guerra Mundial, hacia 1947, cuando comenzó la gran invasión del escarabajo de la patata. Aquí en Asturias por lo menos, no se tenía noticia de que hubiera plagas anteriores. La gente comentaba que los bichos los habían tirado desde aviones. ... Con más fundamento, algunos enterados decían que los americanos los habían hecho caer sobre el suelo de la Alemania nazi, habida cuenta de que las patatas eran el sustento casi único en un pueblo agotado y hambriento. Lo cierto es, según parece, que este escarabajo procede del norte de Méjico y del estado de Colorado, por lo que en aquellos años pudo ocurrir esta infamia, como ahora están ocurriendo otras, en este rayo que no cesa, que diría el pobre Miguel Hernández.
Superadas más o menos las plagas de la patata, la gente del campo se echa estos días a la calle, porque dicen que los han vuelto a bombardear. El estado mayor de los culos sentados han ideado una tormenta perfecta para acabar con las reses y con lo que se planta y siembra. El lobo, arma poderosa y favorita de los culos sentados, no solo mata o llaga el ganado, sino que espanta a los jabalís hasta bajarlos a las vegas de cultivo. Los jabalís andan ahora por donde nunca anduvieron, porque huyen del hermano lobo. No son tan tontos los jabalís, o tan malvados, como los que quieren acabar con este trozo de Noroeste. Afecta a una franja de Galicia, y antes debía de afectarla más, cuando Valle Inclán escribió 'Romance de lobos'. También a Zamora y León, por la Culebra, Sanabria, Los Ancares y la parte que limita con Asturias. Afecta a Cantabria, pero el locuaz Revilla no parece tan interesado como en otros asuntos. Y a nuestra región, casi entera: no hay ganado en los montes que no sea un temor para los ganaderos, y una añoranza continua de los tiempos en que podían dejarlo pastar y dormir tranquilos.
Según parece hay un asturiano, Hugo Morán, puesto ahí para velar por los intereses de lo que llaman medio ambiente. Con la mano en el corazón, salvo los que quieren destruirnos o viven en la inopia, ¿a quién le interesa expulsar a los últimos ganaderos de nuestros montes? ¿En qué se va a convertir esta tierra sin el ganado pastando, cuando todo sea un matorral? He visto de niño una pareja de lobos corriendo por el monte. Feos, repulsivos y odiados. Tres formas tienen de ofender a un ganadero: bebiendo un vaso de leche, comiendo un bistec o rascándose las partes con guantes de cabritilla.
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