Secciones
Servicios
Destacamos
Santiago de Compostela no tiene ni sol a raudales ni playas de ensueño, ni es escenario de grandes festivales, pero es una de las ciudades de España que cada año atrae a mayor número de visitantes. La tradición del apóstol, que nunca quedará claro cómo ... acabó en los alrededores de la ciudad, es un misterio que quizás explica el atractivo que desde hace centenares de años continúa manteniendo y aumentando el número de visitantes de todo el mundo. No disminuye ni con las nuevas tecnologías ni mucho menos con la modernización de las costumbres, como el de otras tradiciones religiosas o festivas, que están desapareciendo del calendario.
El fenómeno del éxito de estas peregrinaciones, que mezclan el sentimiento religioso con el deseo de viajar y conocer nuevos lugares legendarios y exóticos, es seguramente lo que mejor explica que la tradición de recorrer alguno de los caminos que llevan a Compostela, lejos de irse olvidando, cada día cobre mayor interés. Para algo tan importante como es la economía, que tanto depende del turismo, el Xacobeo supera al beneficio neto que aportan los lugares más conocidos para el veraneo, tanto de españoles como de forasteros, léase Marbella o Benidorm, por poner algún ejemplo.
No cabe duda de que el Gobierno gallego hace tiempo que descubrió la aportación que los visitantes a Santiago hacen al desarrollo de la región y lo está cuidando con esmero y eficacia. Pero cuando se desciende al materialismo del fenómeno, tampoco hay que olvidar que esa fuente de ingresos en que se ha convertido esta tradición favorece a todas las ciudades y pueblos por los que discurre alguno de los caminos por los que llegan los peregrinos, dejando detrás beneficios para la hostelería y el comercio. Hay varios caminos, desde el llamado francés, el más conocido, al portugués, el más antiguo, o el del Norte, que cruza Asturias por la costa, dejando a su paso los Picos de Europa, el santuario de Covadonga o los monumentos prerrománicos de Oviedo, además de otros muchos lugares de interés.
Pero lamentablemente quizás sea Asturias la comunidad que menos interés muestra por atraer a los peregrinos por su camino, especialmente a los que proceden de países europeos, que cuando llegan a determinados lugares tienen que optar entre una u otra dirección. Es una pena y es lamentable que sea muy poco lo que se hace oficialmente, tanto por parte del Principado como de algunos Ayuntamientos, para atraer a más visitantes, adecuando las rutas y señalizaciones, procurándoles información de lo que les espera en el itinerario, así como de las facilidades que se les puedan proporcionar, para que el recuerdo se convierta en propaganda para otros.
Desde que desapareció como quien dice la minería, se agotó la pesca, se hundieron la agricultura y la ganadería y la crisis se cebó con la industria, los asturianos hemos adquirido la mala costumbre de superarlo lamentándonos y deprimiéndonos. Todo menos desarrollar iniciativas -excepción de los premios Princesa de Asturias y poco más- que atraigan inversiones y promocionen los atractivos con que contamos, que permanecen mal explotados. El turismo en la región prospera en el verano gracias a iniciativas privadas y mientras riquezas potenciales, como es el Camino del Norte, no parece que todavía hayan sido descubiertas por los encargados de ponerlas en valor y dedicarse de manera inteligente a promocionarlas.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Nuestra selección
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.