Secciones
Servicios
Destacamos
Dado que los que escriben sobre sí mismos suelen mentir, es preferible que las mentiras aporten curiosidad y también que sean bellas. Ramón María del Valle Inclán tuvo, según él, una vida portentosa, luchando en las tierras calientes de Méjico, hablando de sí mismo o ... del antepasado trasunto Marqués de Bradomín. En realidad existen dudas de que haya estado en Méjico, y menos que hubiera combatido en aquellas tierras, donde no perdió el brazo que le faltaba, aunque se empeñara en ciertos momentos en emular al manco de Lepanto. En realidad quedó manco por culpa de una trifulca, cuando le dieron un bastonazo en el gemelo de abrochar y le ocasionó una herida que se infectó. La biografía, ya digo, que él adornó llamándose como lejanos antepasados, cuando su verdadero nombre era Ramón José Peña. También hizo lo suficiente para despistar sobre su lugar de nacimiento, que fijaba en un barco en medio de la ría entre el Caramiñal y Villa García, aunque en realidad lo hubieran alumbrado en Villa Nueva de Arosa. Ya ven que escribo los nombres en el idioma del viejo imperio, y no como mandan los taifarios, diciendo A Coruña u Ourense, porque en ese caso tendría que nombrar en su lengua vernácula a London, Milano y Napoli, y a estas alturas prefiero que me llamen facha que llamarme a mí mismo gilipollas.
Hay otras biografías, en cambio, que no precisan añadir fantasías para parecer portentosas. Por ejemplo la de John Huston, que en el plano artístico hizo muchas cosas y todas las hizo bien: guionista, actor, productor y director de cine. Sobre todo director, en lo que acredita varias obras maestras como 'El halcón maltés', 'El tesoro de Sierra Madre', 'La Reina de África'... Pero por encima de todas, la que es para mí la mejor película de Huston y una de las mejores de cualquier tiempo. Me refiero a 'Fat City', una historia de perdedores que retrata la dignidad en la miseria, como la del boxeador acabado que camina digno después de orinar sangre. Desde luego, es la mejor película sobre ese oficio de destrozar personas llamado boxeo, y John Huston lo conocía bien porque fue boxeador en su juventud. Lo acreditaba con su nariz aplastada, como acreditó con su arrojo los más descarnados documentales que se hicieron durante la guerra en Europa en los combates de Monte Casino, donde murieron varios cámaras que trabajaban con él. John Huston fue uno de los más grandes del cine, pero su biografía supera cualquier ficción.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Nuestra selección
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.