Asturias se hizo combatiendo su aislamiento físico. Por eso cada batalla ganada es un hito sobresaliente. De Covadonga para acá. Hasta 1833 quedaba confinada en el invierno. En ese año la apertura de la carretera de Pajares permitió el tráfico carretero en todo su recorrido. ... No era barato, pues las pendientes obligaban a utilizar grandes tiros de mulas, que en 1884 fueron sustituidos por trenes, que convirtieron la rampa en lo equivalente a un oleoducto actual. Explotada a todo vapor no daba abasto. Por eso se electrificó en 1921: para agilizar el paso del imprescindible carbón. Como aún no era suficiente, en 1954 se empezó a proyectar un túnel para sustituirla. Y hasta el año nuevo, en el que, crucemos los dedos, circularemos en veloces trenes por el Huerna. Eso sí, hasta Pola de Lena . ¡Qué raro! ¡Acabar en el límite de la ciudad! Después de tanto tiempo, cuesta creer que el objetivo fuera hacer el túnel de 1954 y no comunicar la gran urbe asturiana y sus puertos. Ciertamente, la línea mejorará; pero desde Los Pontones hasta la costa será la misma que utilizó mi bisabuelo Francisco, cuando cogió el tren en Ricastro para ir a servir al rey en los manglares de Mindanao. Allí anduvo tres años y fue de los últimos de Filipinas, lo que el Estado le agradeció, años después, con el grado de capitán honorario. Antes, derrotado, pero digno, volvió a su aldea por la misma vía que hoy usan sus tataranietos, compartiéndola con mercancías, cercanías y aves, entre remiendos de trito que malamente sostienen su explotación ferroviaria.

Publicidad

Si lo piensas la cosa no tiene sentido. Una línea ferroviaria no es una colección de segmentos mal ensamblados. Esto lo sabe la UE, por eso pretende crear corredores continuos entre sus principales ciudades y puertos, y para ello necesita que los interesados lo pidan en forma de proyecto. Suponen que sabemos que en este mundo competitivo si no tienes proyecto no tienes nada. Y para tener proyectos hay que tener la lógica que los fabrica. De no tenerla, las cosas no se harán bien, se tardará mucho, se perderán oportunidades y se difuminarán los objetivos entre la niebla de la molicie.

Pero sobre todo: !no habrá billetes! Ni en fiestas de guardar, ni en días lectivos. En fines de semana, porque no hay circulaciones y entre semana, porque van llenos. Así que los asturianos buscan 'boleia', que dicen los portugueses. Unos yendo a León, los del centro izquierda hasta Sahagún, los orientales a Santander y los occitanos a Fonsagrada.

¡Hay que ver!, que las grandes ciudades polarizan el territorio irradiando su influencia a los contiguos. Pero esta ley aquí no se cumple. Nuestro sistema metropolitano revela una insuficiencia: no es referencia estructurante. En cambio, hay otra que sí aplica: si los artefactos urbanos no están bien conectados se esclerotizan. Necesitan una red de arterias que los oxigenen, si no, menguan. Asturias cuenta con uno de estos grandes artefactos, pero es 'de baja irradiación'. Lo importante es tenerlo, lo necesario mantenerlo y una irresponsabilidad perderlo.

Publicidad

Su deficiente conexión externa tendrá varias causas, pero parece sistémica, pues ya la detectaba Jovellanos, a quien le parecía «increíble que los estorbos a tales proyectos se fomenten por sus naturales», debido según él a una serie de hábitos morales propios de un país muy conservador, que determinaban el juego interno y entre los cuales la indolencia no era causa menor, lo que hacía que «obras de tanta importancia se miren con descuido». En definitiva, venía a decir que faltaba la lógica que permite el impulso necesario para sostener los grandes proyectos.

Si la conexión externa es insuficiente y cara, y la interna por ferrocarril es de los tiempos del bisabuelo Francisco, solo faltaría que nos cobrasen por circular por la 'Y'. Nuestra avenida central. Entonces sí que pensaría que hay una patología endémica que lleva a los naturales a enredarse con el 'hay que rumialo' de Lola Mento.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

3 meses por solo 1€/mes

Publicidad