Dice la alcaldesa que hay que dejar de marear la perdiz con el plan de vías. La cuestión es que es tarde: la perdiz ya está mareada. Ya está mareada tras casi veinte años discutiendo sobre este proyecto. Ya está mareada de tantos planes, estudios, ... informes, visitas y promesas ministeriales incumplidas.

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Tampoco puede negar su inestimable contribución a este mareo. Desde el inicio del mandato lo único que ha hecho es tratar de destruir el consenso alcanzado en 2019 para imponer su propio proyecto y llevar la estación intermodal al entorno de Moreda. Decía que era una solución que permitiría ahorrar plazos y dinero. Sin embargo, parece que no era lo suficientemente barata para un ministro al que poco le importa la palabra dada y los compromisos firmados. Entre los dos nos han llevado de nuevo a la casilla de salida: sin convenio, sin proyecto, sin financiación y sin plazos.

Desconocemos los detalles de los nuevos proyectos en los que afirma estar trabajando. Su comparecencia del pasado lunes fue decepcionante. Dedicó más tiempo a criticar al anterior Gobierno que a explicar las razones por las que se había denegado la financiación del BEI y las alternativas que se barajan. De hecho, buena parte de las preguntas se quedaron sin respuesta: no supo o no quiso contestarlas.

La perdiz también se está mareando porque se le han vendado los ojos. Y es que todo lo relacionado con el plan de vías se está tratando en conciliábulos socialistas al margen de cualquier órgano formal y de la luz pública, algo intolerable en los tiempos actuales y un desprecio absoluto hacia los gijoneses.

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Desde octubre de 2019, la actividad del consejo de administración de Gijón al Norte se ha limitado a cuestiones ordinarias de gestión de la sociedad, y no se ha convocado ni una sola reunión, ni siquiera telemática. Tal parece que los consejeros sin carné socialista nos hemos convertido en meros convidados de piedra, a los que no se nos informa ni se nos tiene en cuenta.

Todo ello porque el Partido Socialista quiere tener la exclusividad de un proyecto, que debería ser de toda la ciudadanía, y ser el único que decida. Olvidan que los escasos avances que existieron hasta ahora se consiguieron gracias a una unidad política y social de la que ahora reniegan.

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No solo desprecian el consenso y la transparencia, también le hacen ascos al diálogo. Todavía no se ha producido ni el más mínimo contacto con los grupos de la oposición para hablar y negociar sobre un asunto que tarde o temprano tendrá que ser debatido y votado en el Pleno, donde no tienen mayoría.

En cualquier caso, tiene razón cuando dice que hay que dejar de marear la perdiz. Es necesario avanzar de una vez. Gijón merece y necesita una estación intermodal digna, y hay que suprimir la barrera ferroviaria que parte en dos la ciudad. No podemos seguir perdiendo el tren.

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Para ello, lo mejor es que nuestra alcaldesa deje de marear la perdiz y se vaya a ver la ballena.

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