![Balance semestral de Biden](https://s2.ppllstatics.com/elcomercio/www/multimedia/202108/15/media/cortadas/balance-semestral-biden-k3HH-U1502444804168TE-1248x770@El%20Comercio.jpg)
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Dicen que los seis primeros meses al frente de la Casa Blanca marcan la trayectoria de un presidente al frente del país. Cuando hay un presidente con magnetismo y gran liderazgo, como en los casos de Kennedy, Clinton o Reagan, su papel es muy importante. ... Pero cuando el máximo mandatario es más gris, como es el caso de Biden, toma más fuerza el equipo que tiene detrás. En este caso, aunque parecía que Kamala Harris era el poder en la sombra, esta se está centrando más en aspectos migratorios y otros que podríamos calificar dentro del ámbito de 'diversidad' (raza, sexo, género, etc.), pero el verdadero 'strong man' (hombre fuerte) del equipo de Biden es Ron Klain, el cual tiene un suegro español. Otra persona con un papel importante en el timón económico del país es Janet Yellen, la que fuera presidenta de la FED, casada con George Akerloff, ilustre Premio Nobel de Economía del año 2001. Yellen es una persona con poderosos contactos en el mundo de las finanzas y tiene el suficiente sentido común para no tomar decisiones radicales que pongan en peligro las finanzas del país.
Los ejes de la política económica se han centrado, sobre todo, en poner en marcha tres programas de estímulo económico que son el American Rescue Act, el American Jobs Act y el American Families Act. Esos programas favorecieron la recuperación económica, pero para generar dinero para financiar dichas partidas se ha producido una subida impositiva y también ha aumentado la deuda pública del país, la cual ya es preocupante por su cuantía. El índice bursátil neoyorquino Dow Jones ha recibido bien a Biden, pero también había recibido bien a Trump y, de hecho, bate un récord tras otro en una espiral de subidas que asusta a muchos analistas financieros. No está claro si dichas subidas tienen una base sólida o si son fruto de la política monetaria expansiva de la FED, unida a los tipos de interés increíblemente bajos. El desempleo, gobierne quien gobierne en Estados Unidos, es casi simbólico porque hay una economía flexible que facilita adaptar el empleo a las necesidades reales de la empresa. Algo que aquí no se quiere entender. El National Bureau of Economic Research, equivalente a nuestro INE, ha realizado unas previsiones económicas que apuntan a que el PIB norteamericano podría tener este año la mayor subida de las últimas cuatro décadas, pero también es cierto que subir cuando se viene de una gran bajada es más fácil.
Un lunar que empieza a ser preocupante lo constituye la inflación, la cual ya ronda el 5%, en gran parte motivada por el coste energético. Cuando la crisis de los petrodólares del 73, también parecía que la inflación sería provisional, pero desembocó en la famosa estanflación (paro e inflación a la vez). En el campo del empleo, el hecho de haber implantado una especie de salario social protegió a algunos, aunque allí casi se puede afirmar que quien quiere trabajar puede hacerlo, pero a cambio generó un claro desincentivo para trabajar, y en empleos poco especializados o cualificados se está produciendo un alto abandono espontáneo del trabajo, especialmente en el sector de servicios. Para responder a dicho problema las empresas están tratando de automatizar al máximo los procesos para no depender de una mano de obra muy inestable.
La gerontocracia política norteamericana necesita savia nueva en ambos partidos para poder llevar el timón de un país muy heterogéneo, en el que hay grandes disparidades entre lugares como Nueva York, Dallas, Boston, Detroit, Chicago o Los Ángeles. No obstante, a diferencia de España, esas disparidades no impiden la existencia de una conciencia unitaria de país, ni allí hay políticos irresponsables que alimenten (por acción o por omisión) la ruptura del país, a excepción de algún movimiento puntual en la zona tejana, fronteriza con México.
Con Biden o sin Biden, la economía norteamericana es flexible y es como un coche, cuya inercia le hace funcionar por sí solo. Muy distinto a lo que hay en Europa y, en especial, en España, donde la obsesión regulatoria y burocrática pone palos a las ruedas del crecimiento económico. Pero pese a que Estados Unidos va a tener un crecimiento gigantesco del PIB en el presente año, sus números no le permiten superar a China, país que será en muy corto plazo el nuevo sheriff económico y político mundial.
De momento, las encuestas indican que la balanza para valorar la gestión de Biden tiene los platillos igualados.
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