Pasan los sorteos de Navidad y a pocos les sonríe el azar, pero no voy a escribir sobre la lotería, sino de otro tipo de azar. El tema es que tengo una cuenta en Facebook y me llegan solicitudes de 'amistad'. Lo curioso es que ... la mayoría son de gente que no conozco absolutamente de nada. Son los algoritmos de la plataforma que generan los enlaces. Me imagino que esas personas desconocidas tienen alguna conexión con personas que conozco. Este hecho me conduce a reflexionar sobre las relaciones casuales y azarosas.
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Una de las controversias que ha vertebrado la historia de la filosofía y de la física es la aporía entre deterministas e indeterministas. El atomismo antiguo de Leucipo y Demócrito intentaba conciliar lo que permanece, que conjeturaba Parménides, con lo que cambia, percibido por Heráclito. Los átomos de Demócrito tienen las cualidades del ser de Parménides, su inmutabilidad explicaría lo que permanece, y la necesidad de las cosas y los choques entre los átomos introducirían el cambio y el azar de Heráclito. De ahí la famosa frase de Demócrito: «Todo lo que existe en el universo es fruto del azar y de la necesidad». Dependiendo de que otorguemos más relevancia a lo que cambia o a lo que permanece, surgen dos corrientes de pensamiento: los deterministas creen que el futuro está predeterminado por el pasado y todos los fenómenos de la Naturaleza en los que se incluyen los actos humanos, estarían regidos por el principio de causalidad -todo efecto tiene una causa-, según el cual, dados unos antecedentes se sigue necesariamente un consecuente y no otro. En cambio, los indeterministas introducen el azar, que sería la ausencia de reglas para predecir algo con certeza, porque lo que sucede está sujeto a contingencias que no podemos predecir, solamente podemos pronosticar la probabilidad de que algo ocurra. Desde la perspectiva del mecanicismo determinista, el azar no sería algo objetivo pues todos los eventos están determinados. El azar sería subjetivo, una especie de espejismo que encubre nuestra ignorancia de poder controlar todas las variables que incurren en un fenómeno. Sin embargo, para los indeterministas y el mecanicismo estadístico, el azar es objetivo, reside en la propia Naturaleza, en la que acaecen sucesos fortuitos. Que una alfombra que sacudo desde la cornisa de mi ventana se me resbale de las manos y le caiga a alguien que pasaba por allí en la cabeza es azar. El hecho de que algo se me resbale de las manos no tiene ninguna relación con la persona que pasaba por allí en ese fatal instante.
Hechas estas precisiones, podemos decir que el azar clásico consiste en que dos sucesos que es muy improbable que se encuentren, sin embargo lo hacen. Ahora que vivimos en un mundo entrelazado por redes acaece el 'azar inverso', definido por Agustín Fernández Mallo, en su libro 'Teoría general de la basura', que dice: «Las cosas que componen el mundo ya no necesitan de un tiempo infinito para relacionarse, sino que todo se relaciona con todo». El hecho de que me lleguen solicitudes de amistad en Facebook de personas que no conozco, es una prueba del famoso 'Teorema de la amistad': «Si en una sociedad dos individuos cualesquiera tienen un amigo en común siempre existirá un individuo que es amigo de todos los otros». Por consiguiente, una red de autómatas en los que la comunicación se produce entre dos individuos cualesquiera y que son intercambiables, definiéndose únicamente por un estado en un momento determinado, el algoritmo conecta y sincroniza, dando lugar al azar inverso. Esa es la potencia de los algoritmos para producir información. Si bien como personas no les interesamos lo más mínimo, sí les interesa nuestra privacidad y los patrones que se crean al relacionar personas, que de otra forma nunca se encontrarían. Las redes nos han hecho pasar de ser polvo de estrellas (Asimov) a meros radares de relaciones.
El azar inverso me lleva a preguntar: ¿en este mundo entrelazado por redes, queda espacio para el arte, donde el artista une lo que en la realidad no se encuentra? ¿Queda algún territorio virgen en el que las relaciones no estén manipuladas por fríos algoritmos?
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