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Ni atrasado, ni torpe, ni incapaz

Ni atrasado, ni torpe, ni incapaz

EN POCAS PALABRAS ·

Domingo, 18 de julio 2021, 02:11

Nada peor para un político que sentirse relegado, andar falto de ideas o temer por su puesto. Suele acabar como un diablo aburrido o las estrellas decadentes que intentan abrirse paso bajo los focos a empujones. No faltan quienes atribuyen a estas ansias el patinazo del ministro de Consumo al invitar a los españoles a renunciar a la carne con tan poca precisión que lleva quince días añadiendo matices. Su trazo grueso obligó a Pedro Sánchez a reivindicar el chuletón en una de esas frases que luego se recuerdan de los presidentes en más ocasiones de las que les gustaría. Es evidente que Alberto Garzón asomó la cara a destiempo. Su resbalón tuvo la bula de que su cartera no está en manos del PSOE. En una semana de crisis ministerial, hubiera sido el mejor momento para continuar desaparecido en su despacho. Pero los efectos para el Gobierno han sido más perniciosos que los de una malhadada ocurrencia. Han añadido otro agravio más a un sector, el campo, que se siente tan maltratado como incomprendido. En la carrera ministerial por ondear la bandera verde más alto que nadie, el titular de Consumo le ha pegado un empellón a la carne en plena crisis que se suma al sentimiento de olvido de una España vacía que tal vez nos empeñamos en salvar sin conocerla.

Nunca como ahora la política dijo estar tan dispuesta a destinar recursos para frenar la decadencia rural. El Gobierno ha garantizado que diez mil millones de los fondos europeos que recibirá España irán destinados a combatir la despoblación rural. Nunca se prometió tanto presupuesto ni tampoco antes los engranajes de la Administración se dirigieron hacia el campo con tanta predilección. Y paradójicamente, a quienes está previsto salvar parecen más preocupados que satisfechos. Incluso en las propias filas socialistas hay quien teme que todo este esfuerzo quede empañado por las polémicas del lobo, la chuleta o la próxima ocurrencia para ganarse la condecoración de campeón ecológico de la política española, como si la necesidad de conseguir el voto verde hiciera necesario sacrificar el apoyo rural. Tal vez no sea falta de interés de lo que adolece la clase política, empeñada en hablar de una España que durante décadas ha contribuido a vaciar, sino desconocimiento. Pudiera ocurrir que el medio rural no viva tan atrasado como para ignorarlo, ni sea tan torpe como para reducirle los mensajes a eslóganes o tan incapaz como para empeñarse en salvarlo sin escuchar su opinión. Estas hipótesis, vistas algunas declaraciones y no solo del Gobierno, parecen descartadas. Tal vez porque algunos no han visto más verde que el de los parques urbanos ni más mundo rural que algunos hoteles.

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