Jaime Clemente Hevia
Domingo, 2 de febrero 2025, 12:43
No se por donde me han entrado exactamente los balazos que me han disparado en el atraco que esta tarde de sábado ha sufrido el Real Oviedo. A veces, la polémica, puede depender de los colores que cada uno quiera y tenga que defender, pero ... hay ocasiones donde la situación es insalvable. La tecnología ha venido al mundo para ayudarnos, para hacernos mejores y hacer más eficiente nuestro trabajo. Y si queremos utilizarla tiene que ser justamente para eso. Porque cuando la implementamos y no cumple su función quedamos en evidencia y lo único que refleja es que, como seres humanos, somos unos auténticos inútiles. Si el VAR, que debería de escribirse con B porque parece que lo que hacen las personas que están en él es tomarse unas cervezas y comerse unos pinchos de tortilla, no cumple con las expectativas tendría que cerrarse. Porque por encima de la modernidad y las modas tiene que estar nuestra eficiencia y nuestra eficacia. Tienen que estar nuestro valores y nuestro estilo porque si por algo somos diferentes es por nuestra manera de estar en el mundo y mirarles a los demás a la cara .
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Si tienes varias tomas donde el balón ha cruzado la línea de gol, lo que tienes que hacer, por decencia y respeto a ti mismo, es parar el partido y revisar el tiempo que haga falta la jugada. Y esto no es una situación donde tienes que medir la fuerza de un agarrón, donde necesitas la escuadra y el cartabón para medir el fuera de juego porque no ha sido por milímetros.
Esto no tiene nada que ver con el Real Oviedo. Esto no va de colores. Esto va de gente que piensa que puede hacer mal su trabajo en reiteradas ocasiones sin tener ninguna consecuencia y que se creen los reyes del mambo cuando son lo último que importa dentro de un negocio que mueve millones. Uno empieza a pensar que comenten errores porque quieren ser noticia, porque tienen ganas de protagonismo. Y todavía no han entendido que hacer bien su trabajo es volver a casa en silencio y darle un abrazo y un beso a su mujer y sus hijos o descansar en silencio si no han sido correspondidos. No tienen ninguna otra función más que velar por la integridad de lo que sucede en el terreno de juego. Es cierto que todos cometemos errores y que la polémica está a la orden del día. Porque es una parte que genera este deporte y que no se va a poder eliminar nunca. Pero, a veces, lo que uno da a entender con errores tan evidentes, tan sangrantes, es que está por encima de todo el mundo y que se ríe a la cara de la gente a la que humilla. Urge cerrar el VAR, crear protocolos o formar a los árbitros para que cumplan con las expectativas. De los contrario seguirán haciendo el ridículo y perjudicando el trabajo de los equipos que generar dinero en el negocio que les permite cobrar a fin de mes y poder irse a dormir todas las noches con la cartera calentita.
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