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El pasado viernes la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, recuperó en Gijón el concepto de «matria». Esto es, a diferencia de la patria tradicional, la «matria», según Díaz, es «algo que cuida y trata a todos por igual». Desde luego, no pudo la ministra elegir ... mejor sitio para sacarlo a colación. Cualquiera que hubiese escuchado el discurso de nuestro presidente, Adrián Barbón, al cumplirse los dos años de su mandato, sacaría la conclusión que Asturias es una «matria» con todas las de la ley. Un paraíso donde nos hemos saltado una ola de las cinco oficiales de la covid, gracias a la eficacia benefactora de su Ejecutivo. Incluso salvando 15.000 vidas en la segunda y tercera ola, según los cálculos de Barbón. Pregunto: ¿Por qué no 12.000 o 13.000? ¿Se puede cuantificar de forma fiable -viendo que la cifra de muertes a nivel nacional sigue sin cuadrar- eso en Asturias? Recuerden que durante la primera ola se llegó a hablar del «milagro asturiano», ya que no teníamos ni por asomo el grado de penetración del virus que en otros lugares. Sin embargo, acabó llegando y golpeándonos con fuerza. Miren ustedes, en nuestro paraíso natural hemos afrontado la pandemia de forma correcta (por ejemplo, con una eficiente vacunación) y haciendo un gran esfuerzo (primaron las restricciones sanitarias a la apertura económica). Ahora bien, de eso a decir que en algún momento la hemos esquivado, va un trecho. Sin ir más lejos, fíjense en la situación actual con 674 contagios de incidencia acumulada a 14 días por 100.000 habitantes.
Dice también nuestro presidente que «nos equivocamos al resistirnos a la transición ecológica». Vuelvo a preguntar: ¿Qué vamos a perder los asturianos con este proceso acelerado que estamos viviendo? Ojo, no hablo de ganar, porque eso nos lo venden de sobra: una economía más verde, menos contaminante, sostenible, blablablá... Simplemente, quiero recordar que en las sucesivas reconversiones que hemos tenido desde los años ochenta (industrial y minera) nunca salimos más fuertes. Bien al contrario, fue un declive constante en puestos de trabajo y pérdida de población. ¿Por qué ahora iba a ser diferente? ¿Quizá porque vamos a tener el maná de millones procedente de Europa? ¿No nos dijeron lo mismo con los fondos mineros y miren cómo acabó la cosa? No le deberían extrañar, pues, al presidente Barbón nuestros recelos. Máxime, cuando está pilotado por una ministra tan radical en lo verde como Teresa Ribera.
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