La concejala de Servicios Sociales del Ayuntamiento de Castrillón se ha quedado como edil sin funciones y con su militancia en suspenso hasta que la dirección de su partido «esclarezca» las circunstancias de su vacunación. Carmen Piedralba es auxiliar de enfermería en el Hospital San ... Agustín de Avilés, con plaza en la UCI. Pero actualmente está liberada por su actividad sindical al tiempo que desempeña su labor municipal como parte del equipo de gobierno. En estas circunstancias, resulta difícil explicar la prioridad de su inmunización cuando la Consejería de Salud se ha visto obligada a frenar la vacunación a los sanitarios por falta de dosis. Lo cierto es que la concejala no demostró mala fe. Poco consciente debía ser de que cometía un error cuando envió su foto vacunándose a sus compañeros para animarles a seguir su ejemplo. Ella sostiene que simplemente fue llamada y acudió. Ocurrió en otros lugares de España. Lo que no significa que su comportamiento fuera el más atinado ni acertada la decisión de incluirla entre los primeros en vacunarse.

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Con la euforia de la primera gran remesa de viales y el afán por no desperdiciar ni una gota, en hospitales de toda España estiraron la lista de pacientes prioritarios más de lo previsto y lo adecuado. En Avilés llegaron a vacunar a los liberados sindicales y al personal administrativo. En su caso, cabe la generosidad de pensar en un error de planificación. En otros, no. En el País Vasco, se inmunizó a un par de directores de hospitales; en varios municipios españoles, a sus alcaldes, en Murcia y Ceuta, a los consejeros de Sanidad, y en Madrid, a la cúpula del Ejército. Ninguno de ellos formaba parte ni por asomo de los grupos a quienes estaba destinada la primera campaña de vacunación: ancianos, personal de las residencias y sanitarios.

Ante este panorama, al presidente del Principado le faltó tiempo para demostrar que está dispuesto a cumplir su promesa de destituir «de forma fulminante» a cualquier cargo público que se salte la lista de espera. Adrián Barbón mandó a la nevera de la política a la edil de Castrillón antes de que la oposición se lo pidiera. Ha hecho lo adecuado. Nada sería más inmoral que no investigar la menor sospecha enchufismo cuando la vida está en juego. En una crisis, los políticos deben arriesgarse a perderlo todo menos la decencia. Aunque para la salud democrática, el mejor tratamiento siempre es preventivo.

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