El arca

Es un hecho que en Gijón la lucha contra el coronavirus está en modo relax. Dicho de otra forma: las medidas de prevención tienden a ser casi nulas. Hay cada vez menos mascarillas por las calles, las distancias de seguridad desaparecen y se recuperan todo ... tipo de eventos. De hecho, se anuncia un verano sin ningún tipo de restricciones para fiestas o festejos. Digo, pues, que para muchos gijoneses la pandemia es pasado, teniendo en cuenta además que el Gobierno central decretó su fin después de la sexta ola. Sin embargo, parece que hay un lugar que se quiere mantener a modo de arca de Noé. O sea, una especie de refugio donde podemos acudir para salvaguardarnos de sus efectos maléficos. Me refiero al famoso 'cascayu' en el Muro. Al menos, eso se entiende después de leer el escrito que ha presentado nuestro Ayuntamiento para evitar la ejecución provisional de la sentencia del Juzgado de lo Contencioso Administrativo número 1. Ya saben, la que le condena a restituir el tráfico en Rufo García Rendueles y desmonta los argumentos que crearon este invento de la Concejalía de Movilidad. Así, además de pedir una fianza de 47.958 euros a la plataforma ciudadana Stop Muro que ganó el juicio, dice que «se pueden crear situaciones irreversibles o causar perjuicios de difícil reparación», puesto que aún no se ha superado la pandemia. Cuando en realidad, el único perjuicio es ver a estas alturas ese desparrame de pintura descolorida por el paseo. Tesis, ojo, a la que se abona también nuestra alcaldesa, Ana González. Dice la primera edil que esa zona peatonal «sigue siendo necesaria, porque Asturias tiene un pico de incidencia alta». Es más, incluso hasta en el recurso municipal se dan datos del Ministerio de Sanidad para justificarlo. No sé, quizá por eso, y de modo preventivo, vamos a disfrutar de la Feria de Muestras, Noche de los Fuegos, Semana Negra, Tsunami Xixón, Metrópolis... ¿sigo? En definitiva, de todo menos las corridas de toros.