Secciones
Servicios
Destacamos
Cuando en un discurso la extinta Isabel II se quejaba de haber sufrido un 'annus horribilis', algunos creímos que se refería a su avejentada retaguardia, a eso que Joaquín Reyes llama el 'culo carpeta'. Pero no. La monarca inglesa aludía a la incertidumbre y el ... desconcierto que inundan estos tiempos de desesperanza, en los que la vida empuja a adentrarse en terrenos hostiles, como este incierto 2023 que de mano ya atufa. La existencia llega cargada de perplejidad y se revela un pelín dura, o al menos esa es la opinión general de profetas, adivinos, nigromantes, videntes, augures, astrólogos, rappeles y maestros joaos, quirománticos, tarotistas, brujos, horoscoperos y demás fauna esotérica. Y teólogos, que también el teólogo es un especialista en saberes acientíficos, que presume de conocer los designios divinos a pesar de reconocer que son inescrutables.
Para abrir boca y dejar in albis a tanto timador, sería bueno volver a plantear una pregunta que en la historia del pensamiento y de la filosofía nunca ha obtenido una respuesta clara, a excepción de la especulación en vacío que algún trilero suele sacarse del bolsillo para obtener de ello provecho, por ejemplo, para vivir del altar, que de eso subsiste mucho clérigo de chichinabo, lo que deja claro que solo se puede uno fiar de teólogos ateos. Y esa eterna cuestión a la que he aludido se formula de la siguiente manera: '¿Por qué hay algo en lugar de no haber nada?'. No intenten resolver este enigma, algo en vez de nada, pues por ahora no tiene solución. Lo que también recuerda, porque viene a cuento, la inteligente reflexión que al efecto soltó el rey castellano Alfonso X el Sabio, conmovido por ver lo mal que estaban construidos el mundo y sus cosas, y que en resumen dice así: «Si Dios me hubiera llamado a su consejo cuando llevó a cabo la creación, algo mejor habría salido, pues le hubiera sugerido un modelo más sencillo de universo». Está claro que el docto rey se daba perfecta cuenta de que a nadie que estuviera en sus cabales se le hubiera ocurrido fabricar esta chapuza de cosmos, una naturaleza preñada de maldad por sus esquinas, que para comprobarlo basta contemplar en el asfalto ucraniano los cadáveres desparramados de algunos civiles inermes, asesinados en frío por el perverso Putin. ¿Hasta dónde puede llegar la ferocidad de un ser humano para con sus semejantes?
Y lo malo de esta última pregunta es que la respuesta podría llegarnos en primavera, en forma de bomba atómica, o al menos eso prevén algunos que ocurrirá en este feliz año nuevo, año que algún todopoderoso debería haber eliminado del calendario para hacernos un favor.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Fallece un hombre tras caer al río con su tractor en un pueblo de Segovia
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Nuestra selección
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.