Viento de nordeste

Sanidad 2025

Asturias afronta el próximo año tres hitos que, bien llevados, transformarán el sistema sanitario: la fusión de las áreas de gestión, la ampliación del Hospital de Cabueñes y la extensión de las tecnologías digitales en la atención al usuario

Domingo, 29 de diciembre 2024, 01:00

¿Ganaremos la prosperidad que estos días deseamos con los presupuestos que el Principado acaba de aprobar para un 2025 que asoma ya en el calendario? Lecturas sobre el alcance y el contenido de las cuentas preparadas por el Gobierno regional para el año del ... ecuador de la legislatura hay de todos los tipos, pero una vez listas para su legitimación en el boletín oficial toca dar un voto de confianza con el ánimo de que contribuyan a incrementar el estado de bienestar de los asturianos sin excepción.

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Los presupuestos, en última instancia, son la herramienta para desarrollar la política útil a la que tanto se apela en favor del bien común. Cobran valor por el impacto que tengan en la vida de los ciudadanos y, por lo tanto, son únicamente medibles en función del grado de ejecución, no por las expectativas que generan.

La buena fortuna que se espera de las cuentas depende de las acciones que permitan a Asturias avanzar, atendiendo a las necesidades reales que tenemos, centradas especialmente en cuatro prioridades: el apoyo a las empresas, a los jóvenes, a la tercera edad y a los más desfavorecidos. Sobre esa mesa con cuatro patas se posan los mayores problemas de la comunidad autónoma, que no son ajenos tampoco a los del resto del país, aunque en algún caso se manifieste aquí de manera más expresa. La 'superburocracia', el déficit de competitividad empresarial, la escasez de vivienda, la salud mental, la precariedad del empleo, el aumento de la desigualdad y de la pobreza y las listas de espera son los más acuciantes. En los presupuestos se recogen planteamientos para hacer frente a todo ello y habrá que ver el resultado cosechado a la vuelta de un año, pese a que, de mano, se puedan considerar siempre insuficientes.

El 66% del dinero presupuestado se destina a la sanidad, la educación y los servicios sociales. Son la trinidad del estado de bienestar. Más de la mitad del gasto y de la inversión social, cerca de 2.500 millones de euros, se emplea en la atención sanitaria, que es la quintaesencia para alcanzar la sociedad del buen vivir.

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En 2025, la sanidad asturiana afronta una nueva etapa con una serie de hitos relevantes que contribuirán a su transformación. Menciono tres, que bien llevados tendrán un efecto notable en la mejora de la prestación a la ciudadanía. El primero es la fusión de las áreas de gestión, que permitirá una mayor optimización de los recursos humanos y de las infraestructuras sanitarias. El desarrollo del nuevo mapa sanitario en los próximos meses será clave para el éxito de una medida que se lleva deseando casi tres décadas.

El segundo apunte es la finalización de la primera fase de reforma del Hospital de Cabueñes, llamado a ser el centro hospitalario de referencia de la costa verde. Los nuevos espacios requieren una adaptación a las necesidades que se fueron generando en los últimos quince años, desde que fuera ideada la ampliación, incluyendo en ese tiempo la experiencia que ha dejado como legado la pandemia. Una oportuna actualización ahora evitaría un inconveniente más costoso después.

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Y la tercera anotación, el esfuerzo inversor que la Consejería de Salud prevé acometer para dar un salto en la implantación de las nuevas tecnologías, que implicará ganar eficiencia y reducir las demoras. Entre las dotaciones figuran la puesta en marcha de un sistema de inteligencia artificial para la gestión de las citas en los centros de salud, el empleo de las consultas virtuales en determinadas especialidades médicas, como dermatología, y la utilización de una nueva plataforma para la telemonitorización de los enfermos crónicos con el fin de evitar sus desplazamientos a los dispositivos de atención.

Pero hay que ir más allá. La transformación digital en la sanidad resulta un imperativo. El proceso de tecnologización, iniciado con la receta electrónica y la historia clínica, experimentó un impulso notable con la crisis de la covid, donde se puso de manifiesto el potencial que tiene para una atención más efectiva y accesible. La sanidad asturiana debe recorrer, de manera firme, el camino hacia un nuevo modelo asistencial basado en el binomio presencial y remoto aprovechando las amplísimas oportunidades que se abren con el desarrollo de las TIC.

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Los retos que tiene la región en materia de salud por el envejecimiento poblacional y la dispersión en la zona rural son más fácilmente abordables con la extensión de la digitalización, donde se enclava el futuro de la medicina. No hay mejor gestión pública en este campo que ello. Habrá que eliminar barreras mentales, evitar que se produzcan brechas sociales y volcarse en una mayor capacitación de los profesionales sanitarios, pero las pocas experiencias puestas en marcha indican que la ruta es acertada.

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