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Dani Castaño
La algarabía universitaria
Viento de nordeste

La algarabía universitaria

Es ridículo pensar que las entidades privadas llegan a Asturias para competir con la pública. Su negocio se basa en cubrir lo que no hace la convencional

Domingo, 2 de febrero 2025, 01:00

El 22 de agosto de 1792, Gaspar Melchor de Jovellanos enviaba una carta al magistral Carlos González Posada en la que se entresacaba el siguiente comentario: «Nadie tiene menos apego que yo a Oviedo, nadie conoce mejor lo poco que vale, pero no por eso ... condeno a real barredera cuanto encierra». El prócer gijonés respondía con esta declaración sarcástica a las voces que se alzaban en la capital contra la creación del Instituto Asturiano en Gijón. Allí se entendía que un centro de enseñanza de las características que promovía el ilustrado podía ensombrecer a la Universidad, invadida entonces por el pensamiento escolástico que, a juicio, de Jovellanos no era combinable con el espíritu geométrico que quería darle a la educación. «Que los clamores no sean capaces de oprimir la razón», decía, frente a los ataques de la institución universitaria y de la Iglesia, que llegó a poner al centro bajo la vigilancia de la Inquisición.

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