Una vez más, y ya hemos perdido la cuenta, nos levantamos hace unos días con la triste noticia de que una chica, Claudia, de 20 años, se había quitado la vida a consecuencia del bullying sufrido en su época escolar y sus secuelas. Son noticias ... que periódicamente se repiten y que a los padres/madres nos encogen el estómago y nos retuercen por dentro. Pensamos en nuestro interior que, tal vez, podría haber sido uno de nuestros hijos/as; y lo que es peor, que es posible que nuestros hijos/as formaran parte del grupo acosador. Como me recuerda Alfonso Fabregat Rosas, profesor de Secundaria y Bachillerato y coordinador en Cemin de las unidades didácticas, según la OMS, en España entre enero de 2021 y febrero de 2022 se detectaron 11.229 casos graves de Bullying.
Pese a ello, a la alarma, tristeza y enojo que nos producen dichas noticias, pasa el tiempo y esa cruda realidad da paso de nuevo a la cotidianidad, al día a día. Se nos olvida lo que ha ocurrido, hasta que los medios nos lo vuelven a recordar con noticias sobre un nuevo suceso; y esto ocurre una y mil veces.
Entonces me pregunto: ¿tan difícil es poner remedio a esta lacra social?, ¿tan difícil es buscar una solución y prevenir estos acosos? En algunos casos acaban con ese triste final, pero en la mayoría, aún no llegando tan lejos, van dejando secuelas y tristeza en el cuerpo de nuestros jóvenes. Una huella que a la mayoría de ellos les impide vivir con alegría su juventud, las buenas sensaciones que conlleva el relacionarse con sus compañeros/as de clase, de actividades, de club, del barrio etc.
Desde Cemin (Confederación por el Mejor Interés de la infancia) llevamos años trabajando con diversos temas que, de una manera u otra, inciden en la vida de nuestros menores y adolescentes; nuestra web es cemin.org y nosabeisquemepasa.org. Entre esas actividades, hemos iniciado un proyecto, que lleva por título 'No sabéis que me pasa'. Su objetivo es sensibilizar a niños, jóvenes y profesionales de la educación acerca de las problemáticas actuales. Problemáticas que están afectando al desarrollo y la salud mental infanto-juvenil. Mediante la elaboración de cómics, con sus respectivas guías de unidades didácticas, la organización busca que en el ámbito escolar se pueda trabajar con los alumnos/as desde la perspectiva de la prevención de tan variados problemas que tienen y/o les afectan. Hasta el día de hoy hemos publicado cómics sobre los trastornos alimenticios, el Bullying, el consumo de sustancias, la violencia filo-parental y la mediación escolar, y estamos elaborando el del suicidio. Hemos terminados las unidades didácticas del Bullying y estamos a punto de terminar las de las adicciones. Es un granito más en el amplio abanico de soluciones que están intentando dar diversas asociaciones. Algunas con mayor éxito, otras con menos, pero todas con la ventaja de ser de acceso libre. Además, el material se puede bajar y usar sin coste alguno. Sin embargo, lamentamos no haber sido escuchados o tenidos en cuenta a la hora de implantar el citado proyecto en el Principado de Asturias. En concreto, desde la Consejería de Educación hemos obtenido el silencio por respuesta. En algún centro donde lo hemos presentado no ha sido visto con buenos ojos por el profesorado, a diferencia de lo que ha sucedido en otras comunidades autónomas.
Desde Cemin consideramos que es importante, desde el punto de vista de la prevención, dedicar más tiempo a estas cuestiones en las tutorías de los centros escolares. También que se debe dar más énfasis, de forma transversal, en la captación de señales de alarma, que son muchas en estos casos. Por desgracia en la mayoría son imperceptibles para los adultos que participan en la vida de ese menor acosado/a. Ha llegado el momento, por tanto, de que no solo hablemos del Interés Superior del Menor, sino que realmente nos pongamos a trabajar para que esto sea una realidad. Ya no vale decir cuando vemos una pelea, insultos, agresiones o exclusiones en la escuela que eso son 'cosas de niños/as' y que siempre han existido en los colegios. Ante la más mínima duda, es necesario actuar. Hay que poner en marcha los protocolos o herramientas que tenemos a nuestro alcance, para que esas situaciones incorrectas no vayan a más. Basta de mirar a otro lado, de callarse, de no querer tener problemas. Debemos denunciar y poner de relieve cualquier situación de abuso/acoso que conozcamos, por mínima que sea. Así, los docentes, la directiva de los centros o la inspección, podrá poner remedio. No es cuestión de denunciar para que se sancione a alguien. Hay que denunciar para prevenir, educar y solucionar problemas; las sanciones, penas, condenas, no son el remedio. La solución está en la prevención, el diálogo y el respeto.
Cuando hablamos de Bullying, nos encontramos con muchas definiciones, y Cemin recoge en su unidad didáctica la siguiente: «Conducta de persecución y/o maltrato físico, verbal y/o psicológico que realiza un/a alumno/a contra otro/a, al que escoge como víctima de ataques deliberados, por acción o por omisión, intencionados, repetitivos y continuados. Sitúa a la víctima en una posición de la que difícilmente puede escapar por sus propios medios, provocando que, a largo plazo, vaya siendo excluida y aislada socialmente por el resto de los compañeros, mermando así su estabilidad emocional. El agresor/ora busca someter, asustar y/o hacer daño a la víctima para obtener un resultado favorable para el/los agresor/es (vengarse, obtener el reconocimiento de otro, etc.) o, simplemente, para satisfacer la necesidad de agredir y destruir». (Dan Olweus, 1983, completada con la ofrecida por Sánchez en 2009).
Es una situación en la que no solo interviene el niño/a acosado/a y el acosador o acosadores, también hay un amplio grupo de personas que tienen participación, ya sea de forma positiva o negativa. Así, podemos hablar de que los actores implicados en el Bullying son: el acosador, la víctima y el público o testigos.
– Acosador: aquel alumno/a que, de forma reiterada y prolongada en el tiempo, causa daño a otro/a a través de diferentes formas de agresión bien sea física, verbal o psicológica.
–Víctima: es aquel alumno/a que, sin provocar, es objeto de la violencia infligida por el acosador/es y que generalmente se encuentra aislada.
– Público/espectadores/testigos: aquellos alumnos/as que observan el acoso y pueden testificar de la violencia que el agresor ejerce sobre la víctima y que, a su vez, y según Olweus (2001), podemos subdividir en:
l Testigos reforzadores: son alumnos/as que al presenciar el acoso no solo lo aprueban, sino que pueden llegar a incitar, facilitando, promoviendo y amplificando el bullying.
l Testigos indiferentes: alumnos/as que al presenciar el bullying no hacen nada, como si con ellos no fuese. Sin darse cuenta, al no implicarse son facilitadores de que se mantenga el acoso.
l Testigos posibles defensores: alumnos que al presenciar la situación de acoso empatizan con la víctima y se ponen de su lado. Les gustaría ayudar a la víctima, pero el miedo se lo impide.
l Testigos defensores: alumnos que al presenciar la situación de acoso apoyan, ayudan y defienden a la víctima. Son figuras clave para terminar con el bullying.
Esta triste situación, por desgracia, se ha visto impulsada por las redes sociales. Si bien tienen muchas cosas positivas, también tienen bastante negativas, derivas del mal uso que hacen de ellas los niños y jóvenes. Ya no existe solo el Bullying físico/presencial, que se hace mediante insultos, agresiones, haciendo el vacío en clase, exclusión social, etc., sino que ha llegado y se ha quedado en nuestra sociedad el ciber-Bullying. Sí, el que se hace a través de las redes sociales, usando el móvil, por Tik-Tok, Instagram, Facebook, etc., y que es mucho más peligroso. Este acoso no finaliza con la conclusión de las clases y llegada al domicilio familiar, sino que ahora se genera durante las 24 horas del día, 365 días al año. Lo hace insoportable y provoca que, en ocasiones, termine con un trágico desenlace como el sufrido por Claudia. Es fundamental tener presente que, la reiteración de estas conductas, provoca en la víctima descenso de la autoestima, ansiedad, cuadros depresivos… Lo que dificulta su integración en el medio escolar y un desarrollo normal de su rendimiento, que puede llevarle a tomar la decisión de quitarse la vida, para poner fin a su angustia.
Como conclusión, creo que debemos dar una vuelta de tuerca a la realidad que está viviendo nuestra juventud y volver a trabajar, desde los centro educativos, la educación en valores, el desarrollo de la inteligencia emocional que favorezca en el alumnado la detección de sus emociones, de los motivos de su comportamiento, la regulación de sus conductas y el respeto a sí mismo y por los demás; la autoestima, la asertividad, el respeto mutuo, la empatía, la resiliencia, el esfuerzo, como parte del currículum y del día a día en los centros donde pasan la mayor parte del tiempo y socializan con sus iguales. Para ello, el equipo docente requiere también de recursos y formación, y ese es uno de los objetivos que nos planteamos desde Cemin, con el proyecto del que os hemos hablado 'No sabéis qué me pasa'.
Tu libertad llega hasta que colisiona con la del otro, desterrando la idea del 'todo vale'.
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.