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Se nota en la Junta General que ya estamos en 'modo elecciones'. Ello, porque los resultados en los últimos comicios celebrados, los andaluces, han llevado a más de uno al rincón de pensar. Digo más, está claro que hay una reordenación del mapa político y ... que eso también afectará a nivel asturiano. Los discursos, pues, han cambiado. En otras palabras: se acabaron los acuerdos, ni tampoco existen aliados posibles. En la última sesión antes de las largas vacaciones parlamentarias, el debate entre el Gobierno asturiano y sus socios a la izquierda fue áspero. En concreto con IU, que le reprochó que el proyecto de Ley de Calidad Ambiental de Asturias está «contaminado» por los lobbies empresariales. En definitiva, un clásico. No es la primera vez (ni será la última) que el binomio PSOE-IU que tantas veces gobernó nuestro paraíso natural empieza a tambalearse durante el último año de legislatura. Ojo, siempre con el mismo argumento: que los socialistas se han vuelto de derechas. Mantra al cual se ha sumado Podemos, en pleno proceso de reorganización interna. En resumen, hablamos de un conflicto por una nueva ley, pero podría ser (y será) por cualquier otra cosa. En estas condiciones, me temo que tiene razón el presidente del Principado Adrián Barbón cuando dice que es «muy difícil» aprobar un presupuesto para 2023.

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