La polémica abierta por la intervención de Borja Sémper en euskera en la tribuna del Congreso pone de manifiesto un conflicto interno del PP que permanece larvado pero que puede aflorar después del pleno de investidura de Alberto Núñez Feijóo en los próximos días, que ... se saldará con un fracaso parlamentario. Sémper ha aclarado que quería demostrar que no hacía falta aprobar un cambio de reglamento interno para poder hablar en euskera en el hemiciclo, porque, argumenta, hasta el momento ya podían emplearse las lenguas cooficiales, siempre y cuando después se tradujeran al castellano. Un amplio sector de diputados del PP y la ha considerado como un error su actuación, que sólo contribuía a generar una ceremonia de la confusión y a despistar a su electorado. No obstante, la dirección del partido ha arropado por completo al diputado donostiarra y ha dejado claro que no se trata de un 'verso libre'. «Es uno de los nuestros», sostienen en el entorno de Núñez Feijóo ante el estallido de la controversia. Sémper ha abierto un camino, que es el que debería seguir la derecha democrática, asumiendo como algo natural la diversidad lingüística. Pero otros tienen una concepción muy uniformizadora y reduccionista de España.

Publicidad

Puede que detrás de esos reproches soterrados al diputado guipuzcoano por Madrid haya una mera lucha de poder a la hora de repartirse los cargos en un futuro próximo. El PP no va a gobernar y eso ha trastocado seguramente algunos planes de quienes ya se habían repartido hasta los Ministerios y las Secretarías de Estado de un eventual nuevo Gobierno. O puede, incluso, que planee un problema ideológico de un sector más anclado en la línea más conservadora, que ve veleidades 'progres' en determinadas posiciones de Sémper, que a veces se enfrenta a una misión imposible: ser una voz heterodoxa, mirar al centro y no limitar su análisis a las paredes cuadriculadas de la política convencional, que hay vida más allá. El conflicto surge cuando, en aras de la cohesión interna o para buscar la vuelta de los hijos pródigos de Vox, se hacen guiños a la línea más radical y se desconcierta a la más moderada o aperturista. Se mira desde el retrovisor de la derecha más dura y a la vez se quiere no perder al centro. El equilibrismo sí que despista al electorado. Feijóo sufre este mismo síndrome, y se siente atrapado por este bucle. Pero, claro, Ayuso le espera sentada en la Puerta del Sol.

El PP ha puesto en marcha toda una maquinaria legal para desactivar el estreno de las lenguas cooficiales en el Congreso. Es un asunto que, previsiblemente, suscita una mirada diferente en las comunidades de la periferia que en las del resto de España, mayormente monolingües. Pero la realidad española también es esa periferia, que Feijóo, que ha sido presidente de la Xunta de Galicia, conoce perfectamente. Jugar en el terreno del enfrentamiento entre los idiomas oficiales de España es una gran torpeza que, además, rema en contra de los vientos de la historia y de la sociología. Muy posiblemente la España de hoy no es la misma que la de hace 20 o 30 años. Determinadas estrategias reactivas acaban pasando factura.

Al poner el foco en la cuestión jurídica y legal del asunto, el PP comete un error de perspectiva, el mismo que asumió durante la campaña electoral al apostar por un único registro, el que minusvaloraba el pacto con Vox en los ayuntamientos y autonomías y pensaba que estaba plenamente amortizado. Se comprobó que no. La movilización de hoy en Madrid contra la amnistía es un ejercicio legítimo de reafirmación y crítica, pero alimenta también esa dinámica identitaria, que al final sirve de argamasa a la izquierda social y que sigue manteniendo una brecha de enorme desconfianza entre el centroderecha y las formaciones nacionalistas.

Publicidad

La normalización de la vida democrática española no será completa hasta que el PP pueda hablar y actuar con los partidos nacionalistas vascos y catalanes. Es una asignatura pendiente que, de paso, serviría para romper ese perverso cordón umbilical que mantienen los populares con la extrema derecha. Mientras se mantenga esa relación, el PP no va a tener posibilidades de volver a gobernar.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

3 meses por solo 1€/mes

Publicidad