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La llegada de Alberto Núñez Feijóo a la presidencia del Partido Popular debería también abrir un tiempo nuevo en los populares asturianos. Al menos, la propuesta de Feijóo sobre su modelo territorial para el partido suena bastante bien. Esto es, según ha manifestado dejará más ... libertad a nivel autonómico para que tomen sus decisiones. Algo, bien es cierto, que se echa mucho de menos en el PP de Asturias. Hasta tal punto que adolece de independencia política y ni siquiera puede elegir a sus candidatos. Buena prueba fue la imposición de las listas desde Madrid en los comicios de 2019 que, como en Gijón, resultó mal. Ahora, el nuevo equipo directivo que salió del congreso de Sevilla quiere imprimir una mayor descentralización, lo cual, repito, es una oportunidad para reforzar la estructura a nivel del Principado. Entre otras cosas, porque existe mucha diferencia entre su rival electoral (PSOE), con respecto a la formación que preside Teresa Mallada. Hasta tal punto, que entre el número de alcaldías de uno y otro hay un verdadero abismo. Mientras los socialistas gobiernan en 53 ayuntamientos de la región, el PP lo hace sólo en 8. Por tanto, existe un desequilibrio evidente y así resulta muy difícil ser alternativa de gobierno.

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Por otra parte, unas palabras del todavía presidente gallego diciendo que el PP «es el partido del bilingüismo cordial, el de las lenguas de España, que las usamos para unir y no dividir», tuvieron diversas interpretaciones. El presidente del Principado, Adrián Barbón, quiso ver en ese «bilingüismo cordial» el equivalente a su «oficialidad amable» para el asturiano. Mallada, por el contrario, no percibe ningún cambio en su postura contraria a la cooficialidad. Asegura que la realidad lingüística de Asturias nada tiene que ver con la de Galicia. Otros, entre los que me incluyo, intuimos ciertos aires gallegos respecto a esta cuestión. Es decir, un talante distinto respecto a la llingua por parte de Feijóo. De hecho, le va a resultar complicado negar su implantación debido a que aquí se propone una oficialidad siguiendo el modelo gallego. Es más, cuando en Sevilla hizo parte de su discurso en esa lengua, todo el mundo lo entendió y aplaudió. Ahora, díganme, por qué si lo hubiese hecho en bable tendrían que pedir traducción simultánea o directamente silbarlo. Sería absurdo y difícil de explicar. Tenemos, pues, otro escenario para la cooficialidad se quiera ver o no desde la calle Manuel Pedregal.

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