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Según insignes economistas, como Krugman, Kydland o Sollow, la Tasa de Ahorro es uno de los termómetros más fiables para medir la temperatura económica. Los grandes aumentos en dicha tasa no se producen cuando las cosas van bien porque haya un ... excedente entre lo que se ingresa y lo que se gasta, sino que suelen tener lugar en situaciones de miedo y gran incertidumbre, como la presente.
Pero, realmente, ¿qué es el ahorro? Los economistas definimos el ahorro como el hecho de posponer el consumo, trasladándolo para un futuro… que nadie sabe si llegará, porque en la vida se recibe el finiquito sin previo aviso en cualquier momento, aunque vivamos como si fuésemos a ser eternos, apegados a las trivialidades y banalidades terrenales. Pero en la caja de pino no hay hueco para nada. Ni siquiera los emperadores chinos consiguieron llevarse al otro mundo sus soldados de terracota. Visto así, ¿qué razones pueden empujar a una persona a posponer el disfrute de algo para un futuro al que puede que no llegue? Las razones, fundamentalmente, son las siguientes:
1. Trasladar a la siguiente generación la riqueza atesorada y no consumida, para ayudarles a encauzar la vida. Sería una mezcla de altruismo y egoísmo autocomplaciente, como lo definió Gary Becker (Pensilvania 1930, Illinois 2014), Premio Nobel de Economía del año 1992.
2. Guardar parte del dinero para inversiones futuras, como por ejemplo la compra de una vivienda, un coche, pagar los estudios de los hijos, necesidades sanitarias, etc.
3. La incertidumbre respecto al futuro, la cual genera temor y conduce al ahorro ante la perspectiva de que ese dinero excedente, ahora no consumido, pueda hacer falta en un futuro por circunstancias como son la posible pérdida del trabajo, el batacazo futuro del sistema público de pensiones, etc.
De esos tres factores que empujan la generación de ahorro, el tercero depende altamente del ciclo de la economía, es decir, del entorno social, económico, político o sanitario y es conocido como el Ahorro del Miedo, el cual está en España en máximos históricos. Desde el año 2.000 hasta la actualidad, la tasa de ahorro osciló entre el 5% y el 10% con excepciones puntuales, como en los idílicos momentos previos a la explosión de la burbuja inmobiliaria y financiera de las hipotecas subprime. En aquellos momentos, a mediados del 2007, la Tasa de Ahorro en España tocó suelo con un 3,5% y el dinero se gastaba con gran alegría, incluso el que no se había ganado todavía, dando lugar a una situación que recordaba a aquellos felices años veinte de Estados Unidos, antes de la llegada del crack del 29 y la consiguiente gran depresión. En aquellos momentos, muchos de los que tiraban la comida sobrante del día en 1929, después hacían cola en 1932 para conseguir un simple plato de sopa que era poco más que agua teñida. Así es la vida. De la abundancia y el desperdicio, a la miseria, sin término medio y sin aviso previo. Y, a veces, sin distinguir entre justos y pecadores.
Ahora, ese termómetro llamado Tasa de Ahorro ha batido un récord al alza, alcanzando en España en el segundo trimestre del año pasado la increíble cifra del 22,5%. Al acabar el fatídico año 2020, la suma total de los depósitos bancarios de las familias españolas superaba ya la cifra de 900.000 millones de euros, acercándose a la increíble barrera del billón. Es decir, la gente tiene mucho miedo, consume poco y ahorra. Llama la atención un ahorro tan alto en un escenario de tipos de interés negativos, con lo cual es imposible obtener rentabilidad alguna por los ahorros, lo cual es una clara señal de que el miedo es muy grande.
En la vida, muchas veces, sucede que huyendo del fuego se entra en el centro de la hoguera y la Paradoja del Ahorro es un claro ejemplo, ya que en tiempos de recesión una gran tasa de ahorro disminuye el consumo y las ventas, lo cual genera más crisis. E incluso, a la larga, acaba imposibilitando el ahorro porque los ingresos disminuyen. Buscando el bien individual se puede llegar al mal colectivo. Lo ideal sería ahorrar en tiempos de bonanza para llenar la hucha y echar mano de esos ahorros cuando llegan las crisis, pero el ser humano no actúa así y algunos gobiernos aún menos.
Encontrar el punto de equilibrio para el ahorro es un problema complejo ya que la vida es dinámica y no estática. Un ahorro excesivo frena el consumo y genera crisis y un ahorro muy bajo recalienta la economía y resta recursos para inversiones futuras. Y En ese péndulo oscilante, ahora estamos en un extremo. Pero la clave es entender que el ahorro no es un problema aislado, sino que lo que uno ahorra otro no lo vende. Es decir, estamos ante un problema de 'pares' o 'parejas', algo así como en el famoso dilema de los Puentes de Königsberg, situados en la hoy llamada Kaliningrado, que antiguamente pertenecía a Prusia Oriental. En esa pequeña parte occidental de Rusia, situada entre Polonia y Lituania y separada del resto de Rusia, la ciudad báltica de Kaliningrado fue famosa hace siglos por tener siete puentes que comunicaban las distintas partes de la ciudad, la cual estaba dividida por el río Pregolya. Sobre esos puentes se planteó el reto matemático y lógico de si era posible hacer un recorrido por todos ellos, sin repetir paso por ninguno y volviendo siempre al punto de partida. El dilema, que se puede consultar por internet mediante ejemplos didácticos, fue resuelto por el matemático Leonhard Euler en 1736, desarrollando lo que luego se conoció como Teoría de Grafos. Euler se percató, dicho de forma simplificada, de que la clave estaba en las parejas o combinaciones pares que se pudiesen formar en los puentes y caminos intermedios. Así funciona el ahorro, como una teoría de pares porque lo que uno consume otro lo vende o ingresa y lo que uno ahorra otro no lo vende.
Curiosamente, después de la Segunda Guerra Mundial el problema de los puentes ya tenía fácil respuesta, porque varios de ellos ya no existían. También, cuando la gran depresión del 29 el dilema ahorro-consumo lo resolvió la Segunda Guerra Mundial, al destruirlo todo para tener que volver a construirlo, pero por el camino quedaron muchos millones de víctimas. Los ciclos de la vida se repiten en una especie de bucle sin final y los seres humanos somos poco más que diminutos engranajes en esa rueda implacable que gira y gira.
Y hablando del Ahorro del Miedo, dice un proverbio chino que 'el miedo es libre, pero nos hace esclavos'.
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