Existe un nutrido grupo de enfermedades que, aun causando una enorme morbi-mortalidad, están extremadamente olvidadas. Son lo que se denomina enfermedades desatendidas y todas ellas están incluidas en el círculo vicioso que genera la enfermedad-pobreza. Y es así porque, en su mayoría, se ... trata de enfermedades tropicales infecciosas que afectan fundamentalmente a los países y comunidades más pobres.
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De todos es conocido que existe una correlación entre la pobreza y la carga de enfermedad debido precisamente a este conjunto de patologías tropicales desatendidas, que afectan a una proporción muy alta de la población mundial. Se calcula que unos 1.500 millones de personas –la sexta parte de la población mundial– sufren en la actualidad una o más de estas afecciones. Pero, debido a que estas enfermedades afectan principalmente a las comunidades más empobrecidas y marginadas del mundo, y a que no amenazan la salud y la seguridad internacionales, los sistemas existentes y los mecanismos que tiene el mercado no ofrecen suficientes incentivos para la investigación y el desarrollo de tratamientos que puedan llevar al control o a la eliminación de las mismas.
Y es en este grupo de poblaciones más vulnerables y frente a estas patologías olvidadas donde interviene la Iniciativa de Medicamentos para Enfermedades Desatendidas-DNDi, merecidamente reconocida con el Premio Princesa de Asturias a la Cooperación Internacional 2023. La iniciativa surge hace dos décadas, cuando médicos y trabajadores de la salud de todo el mundo se enfrentaron a este escandaloso abandono, fruto de la falta de medicamentos eficaces, seguros y asequibles para enfrentar los padecimientos sanitarios de las comunidades con menos recursos.
Por esa labor de veinte años, DNDi es muy conocida y respetada en el ámbito de la investigación y cooperación científica en enfermedades infecciosas. Porque DNDi no se dedica a la I+D para luchar contra las enfermedades que suscitan alarma social, como es el caso de las patologías emergentes. Emplea sus esfuerzos en dar una respuesta terapéutica a todas esas patologías asociadas y restringidas a la pobreza, permitiendo el acceso de millones de personas desprotegidas a los avances de la innovación científica y el desarrollo de medicamentos.
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No sólo eso. DNDi trabaja con plataformas regionales de científicos, creando excelentes técnicos e infraestructuras, lo que supone un bien añadido para los países donde estas enfermedades infecciosas ya son endémicas, propiciando así la retención de talento local. Desde que DNDi se creó en 2003, ¡ha capacitado a más de 7.000 técnicos de distintos niveles, basándose en un modelo de cooperación científica traslacional, de igual a igual, donde las prioridades se definen desde los países endémicos.
Otra de las características que cabe destacar de DNDi es la de hacer cómplices de su compromiso a los propios laboratorios farmacéuticos, orientándolos al diseño de medicamentos que puedan estar relacionados con el tratamiento de una determinada enfermedad. Si uno de los candidatos alcanza las garantías y eficacia requeridas para saltar a su aplicación en el humano, es ahí donde DNDi interviene con su experiencia sobre el terreno y sus redes de investigadores locales. Optimizando recursos y conocimientos, todos ganan.
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Todo ello se pone en valor con la entrega del Premio Princesa de Asturias, que contribuye también a visibilizar y poner el foco sobre esas poblaciones olvidadas que tanta ayuda necesitan. Gracias a DNDi, se han logrado entregar 12 nuevos tratamientos, seguros y efectivos, para seis enfermedades mortales: la malaria, el sida, la leishmaniosis, la enfermedad del sueño, el mal de Chagas y la hepatitis C. También, y muy importante, son medicamentos asequibles, porque esta organización no obtiene beneficios de ellos, ya que o se donan los derechos a otros organismos internacionales especializados o se negocia con los laboratorios que los desarrollan o los quieren producir para que el beneficio sea limitado y/o razonable. En cualquier caso, el coste de producción de estos tratamientos es muy inferior a lo que ocurre de manera habitual con la industria farmacéutica.
En definitiva, gracias a DNDi, ahora hay muchas más oportunidades para que los pacientes olvidados puedan superar o sobrellevar las enfermedades desatendidas. Antes de 2030, quieren ofrecer otros 15 nuevos medicamentos, dentro de un plan estratégico bien definido que tiene un hándicap: la financiación. que en un 60% es dinero público competitivo –concurrencia en proyectos de investigación o apoyo institucional– y en un 40% procede de aportaciones privadas. La meta es conseguir de aquí a cinco años 1.100 millones de euros para poder salvar millones de vidas.
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