Créanme cuando les digo que resulta difícil saber lo que pasa dentro del PSOE. Siempre fue (y es) un partido bastante hermético hacia el exterior. Yo diría que compacto y con pocas fisuras en comparación con otros, cuyas cuitas y peleas continuas acaban siendo de ... dominio público. En este sentido, que el exconcejal José Ramón García, «Monchu», quiera volver a presentarse para liderar al PSOE local denota dos cosas. Primera, que existe un cierto malestar con la gestión del actual secretario general, Iván Fernández Ardura. Y segunda, que se siente con fuerza entre los militantes como para llevar a cabo otro intento de conseguir el poder del aparato. Esto es, pese a que no lo consiguió en noviembre de 2017 por apenas 27 votos, cuando los denominados candidatos «sanchistas» se acabaron imponiendo. Tanto en la dirección de la Agrupación Socialista de Gijón, como posteriormente en las primarias que llevaron a Ana González a alcanzar la alcaldía.
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Pues bien, de lo primero, de la gestión de Ardura, podemos decir que hasta ahora ha sido más bien discreta. Desde luego, no se ha hecho notar (ni ha encontrado su hueco) en la política gijonesa. Todo el peso ha recaído en la gestión municipal y personal de la alcaldesa, sin tener ningún contrapeso dentro del propio partido. Algo que ha sido tónica general durante los 34 años que lleva gobernando el socialismo esta ciudad. Dicho de otra manera: en muchas ocasiones era el propio partido quien dictaba las líneas maestras al Ayuntamiento y no al revés. Es más, lo acabamos de ver con la reciente crisis en el equipo de gobierno municipal y posterior remodelación de tareas por la dimisión del concejal de Educación, Alberto Ferrao. Poco o nada pintó el actual secretario general en este asunto. En cuanto a lo segundo, el que «Monchu» vuelva por sus fueros, nos certifica que sigue habiendo dos corrientes predominantes. Es decir, una oposición más o menos larvada y esperando su momento, en contraposición al todopoderoso «sanchismo» imperante en estos momentos. Supongo que si García da finalmente el paso es porque ve agua en la piscina. También debido a que esas heridas internas que creíamos ya cerradas, siguen estando ahí presentes y supuran. En cualquier caso, los últimos acontecimientos parecen indicar que dentro del PSOE local se mueven las aguas y bajan turbulentas.
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