Da mucho que pensar el éxito de quintos y sextos clasificados en los últimos años. Siete de doce ascensos han sido suyos. ¡Nuestros! Pues ahí estamos. La explicación debe residir por fuerza en el aspecto emocional y ahí el Sporting lleva por tanto ... ventaja. Verse fuera de todo y meter la cabeza en el último suspiro es un chutazo de adrenalina, da fuerza, optimismo, vitalidad. Frente a esta inercia creciente, tenemos a un Español que ha permanecido todo el año insatisfecho en puestos de 'play off' sin moverse de ellos ni para arriba ni para abajo. Su año ha sido anodino, tibio, ni frío ni calor. Va además por el tercer entrenador, lo cual es claro síntoma de mal fario. El Sporting es un avión en pleno despegue. El Español es un trasatlántico estancado en mitad del océano. En absoluto despreciable. Tiene un señor equipo, pero ha permanecido alelado media liga y le puede pesar su condición de favorito. Nosotros, a disfrazarnos de submarino y lanzarles un torpedo en la línea de flotación. Esa debe ser nuestra actitud. Compacta, unida, sólida y humilde. Que no se nos olvide que los favoritos son ellos. Que salgan al campo a demostrarlo y dejen alguna fisura entre líneas. La guerra psicológica debe ser nuestra mejor arma, con el apoyo de las fragatas de la afición, que debe atronar como nunca. Es ahí donde se juegan muchos ascensos. Ya lo dijo Roque Mesa, que de esto sabe, que llega además fresco y pletórico a la cita y debe ser titular sí o sí o sí.
Publicidad
Si repasamos nuestros dos fracasos en 'play-off' los motivos son meridianamente claros. Aquel Las Palmas era superior. No nos dejó ni respirar. Lo del Valladolid fue diferente. El Sporting tenía un señor equipo, pero llegó fundido al momento clave. Baraja no lo había rotado apenas y lo pagó con creces. No tuvimos ni opción. Ahora es diferente. Tras algunos síntomas de agotamiento en la segunda vuelta, el equipo llega entero al momento clave, con muchas opciones en las tres líneas, con amplio banquillo y, digámoslo claro, con un entrenador imprevisible, para lo bueno y para lo malo.
El árbitro debió pitar penalti a favor del Racing, pero no quiso. Fue un penalti descomunal. Esto ha abierto el camino al Oviedo. ¿Imaginamos una batalla final Sporting-Oviedo? Mejor ir por partes. El Oviedo se va a comer al Eibar. Es un presentimiento. Pero igual que en la última jornada, nos toca mirar solo nuestro ombligo. Bastante tenemos con plantar cara al Español, a Gragera, a Puado y a Braithwaite. Retarlo y derrotarlo sin piedad. La guerra psicológica dicho está: la tiene de cara el quinto.
3 meses por solo 1€/mes
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.