Es difícil vender ilusión cuando llevas una victoria en cinco partidos. Más difícil aún cuando tu equipo cambia de sistema como de calzoncillos. Y casi imposible cuando asistes, una semana tras otra, al desperdicio del mayor talento que tiene la plantilla del Sporting: ... sus centrocampistas. De modo que pensar aún en la gesta del 'play-off', analizando todo lo dicho, es una absoluta quimera a día de hoy. Por increíble que parezca, sigue funcionando la calculadora, lo tenemos a dos puntos a falta de dos partidos. Pero las sensaciones son todas adversas y la veleta del entrenador que sufrimos no parece la mejor tarjeta de presentación para subir a Primera. ¿Es aún posible? Sí, como también lo es que nos toquen los Euromillones.

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En Butarque vimos un equipo digno. Punto. Lo luchó con cierta animosidad, pero no se lo creyó ni tuvo, una vez más, un centro del campo que se erigiera en la gran caldera del juego del equipo, con un defensa incrustado en él de nuevo. Lo que vimos enfrente es simplemente un bloque con las ideas claras y delanteros rápidos. Nada estratosférico. En la plantilla del Sporting hay mucho más petróleo que en la del Leganés. Pero cada día jugamos a una cosa distinta y eso se paga caro normalmente.

Ahora viene el todopoderoso Eibar, otro hueso, mientras el Oviedo, al que debemos adelantar, recibe al vicecolista con la rabia en el cuerpo tras ser atracado por el árbitro en Barcelona. Escandaloso lo del VAR y sus circunstancias. Nosotros debemos hacer una hombrada y nuestros vecinos, piciarla. Vale también que pinchen la última jornada precisamente en Eibar y ganar nosotros en Elda. Como siempre la calculadora y los futuribles. Pero el presente más inmediato es la elevada dificultad de ganar el domingo en casa.

La mejor receta sería tirar de centrocampistas. Un trivote poderoso en el cual no podrán estar esta vez los más creativos. Ni Nacho Méndez ni Roque Mesa; uno ha jugado demasiados minutos y otro escandalosamente pocos. Quedan no obstante Rivera, Varane (otro castigado para perplejidad de todos) y Fran Villalba, además de la hipotética recuperación de Nacho Martín. Es ahí donde somos superiores y donde llevamos muchas semanas desperdiciando nuestro talento con absurdos experimentos. Pero no parece que tengamos un míster que sepa dar el brazo a torcer.

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Solo queda encomendarse a las cábalas en la Liga con el ascenso más barato que se recuerde. ¿Lo vamos a desaprovechar? Tiene toda la pinta.

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