Lo llamaban 'El Peque' porque «era pequeñín de estatura, pero muy grande en generosidad y en bondad, enorme». José Manuel Álvarez, 'El Peque', párroco de Jove durante más de dos décadas, falleció ayer a los 65 años víctima del cáncer, dejando tras él una profunda ... sensación de orfandad entre sus amigos y feligreses de la zona Oeste de Gijón, que muchas veces eran, al tiempo, lo uno y lo otro. Porque José Manuel «era queridísimo», tal y como recordaba, entre la tristeza y una profunda admiración, José Luis Fonseca, párroco de la Purísima Concepción y compañero de tardes de tertulia.
Publicidad
En Jove, será siempre recordado como «un hombre cariñoso, cercano y siempre al lado de quienes más lo necesitaban», contaba, también muy apenado, quien fuera el párroco de Monteana, Constantino Bada, que compartió con él muchos momentos, porque José Manuel era alguien en quien apoyarse en la parroquia de Santa Cruz, donde permaneció de diciembre de 1995 a septiembre de 2021, cuando su estado de salud le impedía ya seguir adelante con su misión pastoral, siendo sustituido entonces por Eduardo Zulaiba.
Nacido en San Martín de Podes (Gozón) en 1957, 'El Peque' había estudiado en el Seminario de Oviedo y pronto esa inquietud por los que más sufren lo condujo a ser misionero. Así que primero estuvo en Burundi, entre 1981 y 1985, para después desarrollar su labor en Benín y regresar luego a Asturias para hacerse cargo del 'Stella Maris' del barrio de Pescadores y ejercer como coadjutor en la iglesia de San José antes de recalar en Jove, donde se ganó merecidamente el cariño de todos los vecinos un cura «que nunca se daba importancia» y al que «era difícil ver enfadado».
Noticia Relacionada
De hecho, en 2007 se le rindió homenaje en Gijón por sus 25 años de sacerdocio. Un tributo que lo cogió por sorpresa y donde aprovechó para recordar el espíritu que le movía: «Yo soy amigo de todos, tanto de los que vienen a misa como de los que no, de los creyentes y de los ateos. El monopolio de buena persona no lo tienen los que vienen a misa. Ante todo, somos personas y aquí todo el mundo sabe que puede contar conmigo para todo. Estoy para las cosas buenas y para las malas». En palabras de Adolfo Mariño, quien coincidió con él en el Seminario y hoy abad de Covadonga, «un hombre que siempre tendía puentes, muy sencillo, muy afable y muy humilde».
'El Peque' solo presumía de una cosa: «La gente me cuenta sus cosas, confían en mí. Y eso es muy satisfactorio porque te hace ver que reconocen lo que haces, que te valoran». Con eso, le bastaba. Una entrega que «deja una profunda huella» entre quienes lo conocieron y quienes apenas intuían de qué pasta estaba hecho: «Cualquier persona sin recursos que pasase por Jove, sabía que allí estaba él, que no dejaba a nadie con las manos vacías».
Publicidad
Un hombre que se fue «en paz, dando hasta el final un testimonio de entrega a las manos de Dios que reconfortaba incluso a quienes lo visitaron los últimos días», resumía el vicario episcopal de Gijón-Oriente, José Ángel Pravos. Un cura bueno que, «cuando ya tenía dificultades para dar misa porque le costaba hablar, fue nombrado adscrito a la parroquia de Santa Olaya, para seguir cerca de la gente». Su funeral tendrá lugar hoy allí a las cuatro de la tarde y, a continuación, sus restos mortales serán incinerados en la intimidad familiar.
3 meses por solo 1€/mes
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.