Adiós al gijonés José Ramón Menéndez Rato

Falleció a los 71 años | Trabajador de Hidroeléctrica del Cantábrico en la térmica de Aboño hasta su jubilación hace cuatro años, una de sus mayores pasiones fue la espeleología

Miércoles, 30 de agosto 2023, 20:32

Pierde Gijón a un ciudadano ejemplar, que fue buen hijo, buen marido, buen padre y buen trabajador y compañero. Supo enfrentarse y vencer a la adversidad, y que en estos que habrían de ser sus últimos días, luchó por la vida con tenacidad y esperanza, ... y ya en casa y mejor, a sus 71 años, la muerte le sorprendió a él como nos sorprendió a todos.

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José Ramón Menéndez Rato, al que todos llamábamos Rato, era gijonés de cepa y abolengo. Hijo de comerciantes de ultramarinos, con tienda y puesto de pan en Contrueces, estudió en el Corazón de María, pasó a la Escuela de Maestría 'Fernández Vallín' y continuó los estudios en la Escuela de Peritos, hasta obtener el título de perito o ingeniero técnico en Electrónica.

Se enamoró y casó con una chica de El Llano, Olga, y tuvieron un hijo, Juan, que hoy lleva su sangre y prolonga su estirpe. Y en el barrio de El Llano hicieron su vida hasta hoy. Trabajador de Hidroeléctrica del Cantábrico en la térmica de Aboño hasta su jubilación hace cuatro años, su mayor pasión fueron la espeleología y el estudio sistemático de las urgencias y de la temperatura y composición de las aguas subterráneas.

Miembro destacado de la sección de Espeleología del Esquí Club Alpino hasta su fusión con el Torrecerredo, también de éste y de L'Esperteyu Espeleo Club. Levantó minuciosos planos topográficos e impidió la destrucción de la cueva La Vieya-Los Quesos, en Carreña (Cabrales), y estudió sus peculiaridades termohídricas. Realizó un importante estudio hidrográfico de la cueva de El Pindal (Pimiango, Ribadedeva) y durante años y años documentó las alteraciones de caudal, temperatura y composición de las aguas que manan por El Güeyu de Peñafrancia. Muchos de sus trabajos y conclusiones se publicaron en este periódico. Ecologista de convicción, ciclista urbano habitual hasta que le robaron la bici en la calle Mieres, fue minucioso secretario del grupo ecologista Urtica.

Afiliado a la Corriente Sindical de Izquierda, siempre vivió de acuerdo con sus ideas y formas de pensar. Y, como decían los antiguos, bienaventurado José Ramón Menéndez Rato porque al morir dejó algo más de lo que encontró al nacer. Se agotarán las lágrimas, pero su recuerdo vivirá siempre en nuestro corazón.

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