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Jorge Sampaoli, en el partido ante Australia.
Sampaoli también es ‘El Loco’
Primera fase

Sampaoli también es ‘El Loco’

El técnico de Chile es un adicto a los métodos de Bielsa y un obseso del fútbol

Juanma Mallo

Lunes, 16 de junio 2014, 20:21

Crack. Sólo tenía 19 años. Se había formado en Newells Old Boys, pero se rompió la tibia y el peroné cuando jugaba en un equipo de regional. Su sueño, a la basura. Buscó trabajo en un banco. E incluso ejerció en el registro civil de su localidad. Sin embargo, un día, regresó la chispa. Le entró de nuevo el gusanillo del balón. Sabía que sólo podía de una manera, desde el banquillo. Viajó por Europa; Holanda, España, Italia... Pero tomó un ejemplo, un entrenador al que empezó a idolatrar, del que conoce todos sus discursos. Sus palabras e incluso sus pausas. Un hombre que es Dios en la familia leprosa de Rosario. «Iba a ver todo lo que le rodeaba y me acerqué a sus colaboradores. Lo tuve como un personaje mítico. Escuchaba todas sus charlas. Las tenía en casete y salía a correr escuchándolas». Habla Jorge Sampaoli (Casilda, Santa Fe, Argentina, 54 años), el seleccionador de Chile, ese grupo que puede ejecutar a la campeona del mundo, un hombre que tiene a Marcelo Bielsa en un pedestal: es su guía, su faro, tanto en las estrategias deportivas como en su comportamiento fuera del campo; no concede entrevistas y viste con chándal.

Tras una oscura etapa con Claudio Borghi, sucesor del técnico del Marsella al frente de La Roja sudamericana, la Asociación Nacional de Fútbol Profesional chilena, fichó a Sampaoli. El aval, cuatro títulos con Universidad de Chile, entre ellos la Copa Sudamericana, el primer torneo internacional logrado por la U, en 2011. Contrataban los dirigentes del combinado transandino a otro Loco. Por su estrategia, ese modelo de presión asfixiante, ese gusto por amasar los ataques... «Con Marcelo tengo la misma idea; es decir, atacar desde el inicio y ser protagonista en todo momento», acepta. «Sampaoli es el discípulo de Bielsa», señalaban los responsables de un equipo que se estrenó con victoria en el Mundial frente a Australia (3-1). Hablan de fútbol. También coincide su modo de vida. Austeridad ante todo. Le ofrecieron al actual seleccionador una casa en una urbanización y un vehículo de lujo. Y respondió, con un «no, gracias». Modelo Bielsa, que eligió vivir en el complejo deportivo Pinto Durán durante su periodo al frente de Chile. Su discípulo prefirió un viejo automóvil y un piso en el centro. Sin lujos.

Boicot en Perú

Ni tampoco nada fuera de la pelota. Obsesión por el trabajo. Aseguran que cuando dirigía a la U -ganó la carrera por el banquillo a Simeone- aparecía a eso de las 8.30 de la mañana. Y se marchaba sobre las 9 de la noche del lugar de entrenamientos. Sí, se iba a casa. Pero no a relajarse. Conectaba el DVD y analizaba a sus oponentes. Vamos, como los aficionados del Athletic saben que hacía Bielsa en Bilbao, y ahora descubrirán los hinchas del Marsella. Esa pasión por su oficio, convertido en su existencia, le llevó a dejar de lado otros factores. «Incluso cuando estoy descansando mi mente no se desconecta del fútbol. Miro hacia atrás, y me doy cuenta de que abandoné a mi familia por el fútbol».

Pero es que lo lleva tan al extremo que también ha sufrido contratiempos con la plantilla. En el Sporting de Cristal peruano, en 2007, los futbolistas le boicotearon por el excesivo trabajo físico y táctico. «No tuvo buena suerte porque había jugadores que no les gustaba trabajar así. Le condicionó. Llegó con propuestas nuevas y no fueron aceptadas, pero es un entrenador que necesita tiempo porque entrega resultados», señala una persona cercana en el diario La Tercera de Chile.

Con la selección transandina logra victorias. Amante de la música de Andrés Calamaro -aquí difiere de un cinéfilo Bielsa- coló a su escuadra en tercera posición, por detrás de Argentina y Colombia, lo que le valió para que sus compañeros de banquillo y rivales le designaran mejor entrenador, por delante de Sabella y Pékerman. Éxito. Pero le ha costado llegar hasta esta cima de la que disfruta. Se pasó mucho tiempo en las divisiones inferiores, hasta que en 1996, una fotografía le salvó. Dirigía a un cuadro menor, le expulsaron y, tenaz como es, se subió a un árbol para seguir dando instrucciones a sus pupilos. Esa imagen apareció en un periódico.

La vio el entonces presidente de Newells -donde le gustaría regresar-, Eduardo José López, y le dio un puesto en un club asociado a los leprosos. Hincha de River, estuvo unos años en Rosario, hasta que emigró a Perú, luego a Chile, más tarde a Ecuador y regresó a Chile, a Universidad, un grupo que colocó segundo de la clasificación mundial de clubes durante varios meses en 2012, por detrás del Barça. Le llovían los reconocimientos. Y le llamaron los jefes de La Roja. Tras mucho tiempo, el incomprendido goza de reconocimiento. Y, como hizo Bielsa, desata pasiones en el combinado sudamericano. Sampaoli también es El Loco.

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