Como es habitual por estas fechas toca hacer balance de lo que ha sido el año que se nos va. Yo lo calificaría como un año de transición después de venir de un periodo muy duro postpandemía con inestabilidad internacional por las guerras de Ucrania ... e Israel, y también con cierta preocupación por la política y la economía nacional. La tardanza en formar Gobierno, los elevados tipos de interés, el precio del crudo por las nubes, no son un buen caldo de cultivo para que el consumidor decida a comprar o cambiar de coche. A pesar de todo lo anterior la situación ha mejorado, se solucionaron los problemas de abastecimiento de los microchip, los cuellos de botella en la fabricación de automóviles y la logística del transporte. Según las previsiones de ANFAC vamos a cerrar el año con el objetivo marcado de matricular más de 950.000 turismos y todoterreno, una cifra que todavía está lejos de la que debería ser para un mercado como el español en tiempos de bonanza, pero que se puede considerar aceptable si tenemos en cuenta las circunstancias actuales. A poco que la cosa mejore en 2024 se deberían de sobrepasar con crecen el millón de unidades matriculadas, la llegada del producto chino a precios competitivos y la necesidad de recambio por el envejecimiento del parque empujarán la demanda.

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